Representantes de las principales ciudades del antiguo reino de Galicia celebraron hoy el 350 aniversario del compromiso contraído en 1669, ante las dificultades económicas de la catedral de Lugo, para conseguir iluminar el altar mayor. Desde 1925 se celebra en ese templo cristiano el rito de la ofrenda en forma en una misa a la que acudieron este año los obispos todas las diócesis gallegas y representantes municipales de La Coruña, Betanzos, Santiago de Compostela, Mondoñedo, Ourense, Tui y Lugo.
El aniversario, según las autoridades eclesiásticas, coincide con la petición del cabildo catedralicio de ayuda al rey para sufragar los gastos de la veneración permanente al Santísimo en el templo, que ostenta un privilegio de tener expuesta una «Sagrada Forma las 24 horas de los 365 días del año».
Según informa Efe, el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, presidió la ceremonia eucarística junto a los demás prelados gallegos, mientras que la ofrenda fue realizada por el alcalde de Tui, Enrique Cabaleiro, acompañado de representantes municipales de las otras ciudades del antiguo reino Galicia. En la presentación de la ofrenda, el regidor de Tui señaló que esa tradición forma parte del «acervo colectivo como pueblo» de Galicia, cuyas tradiciones son «elementos básicos para la configuración e identidad de un país» que componen un «conjunto de valores que de generación en generación forman el substrato de la conciencia colectiva».
Cabaleiro destacó el valor de la ceremonia simbólica conservada durante siglos como «el ejemplo más antiguo de nuestra identidad como pueblo». Asimismo, invitó a «encontrar las medidas que contribuyan a una reformulación social y que impulsen una sociedad más justa y equilibrada, sin exclusiones ni riesgos de pobreza para las personas y las familias». El alcalde exhortó a que esas fórmulas permitan «trabajar todos juntos para encontrar políticas que pongan en primer lugar a la persona, su dignidad y sus derechos».
En la contestación, el obispo de Tui subrayó que la ofrenda es «una tradición que simboliza la devoción más honda y conmovedora de nuestro pueblo» y observó que «el escudo de Galicia expresa por encima de las palabras la convicción de lo que sentimos». Añadió que hay una voluntad colectiva de «mirar con esperanza y con energía el presente y el futuro de nuestras comunidades, parroquias y ciudades« para poder «caminar juntos para afrontar los grandes retos de este momento histórico que estamos viviendo», entre los que mencionó el de el envejecimiento de la población. «Tenemos que sentarnos con los jóvenes para pensar juntos la vida por la que queremos luchar. No podemos olvidarnos de los mayores porque ellos tienen, entre muchos tesoros, la experiencia de vida que otros no tienen», enfatizó.
También hizo referencia al compromiso social de esa religión, fruto de «un pueblo solidario del que heredamos unas riquísimas tradiciones cristianas que nos fueron configurando en una sociedad amable y solidaria», dijo. En su opinión, ese «compromiso del creyente no es una opción de acomodación ni de ver pasar las cosas» sino una «opción necesaria».
Tras concluir la celebración eucarística, las autoridades cristianas salieron en procesión acompañando la figura simbólica del Santísimo Sacramento por las calles de Lugo. Durante el recorrido, participaron músicos e intérpretes de baile tradicional gallego en homenaje a ese acto religioso acompañando la procesión.
