De la goleada 4-0 sufrida contra Costa Rica hasta la derrota de anoche frente a Bermudas con marcador de 2-0, pasando por el revés ante Haití sin poder marcar goles; la selección de Nicaragua fue un equipo desdibujado, sin capacidad para definir en el área, con problemas en la creación de jugadas y con sobrada inseguridad en la defensa; tanto que de una Copa Oro en la que se proyectaba demostraría sus avances en el juego, volverá a casa con las manos vacías: sin goles ni puntos y hasta sin futbol.
De la actuación de Nicaragua en la tercera Copa Oro de su historia y la segunda de forma consecutiva, poco hay que rescatar, quizá una que otra individualidad, principalmente de Byron Bonilla. Lo cierto es que hay mucho por hacer para dar el salto a otros niveles de competencia, mucho más de lo que hasta ahora se pensaba. El reto está en tener conciencia real de los errores y trabajar en pro de superarlos, para darle continuidad a un proyecto que ilusionó, pero que en esta Copa Oro dejó claro que necesita reinventarse.
Apenas corría el minuto tres, cuando Bermudas consiguió su primera aproximación con un remate potente de Willie Clemons, quien, para fortuna de Nicaragua, estrelló su disparo en el poste derecho de la cabaña defendida por Henry Maradiaga. Cuatro minutos más tarde, como intentando reaccionar al empuje inicial de sus rivales, el equipo azul y blanco retomó por un instante el balón y fue cuando Luis Manuel Galeano, desde fuera del área, tuvo el primer ensayo nica por abrir el marcador, sin embargo, su disparo fue directo a las manos del portero Dale Eve.
Desde entonces, Bermudas, con un futbol de velocidad por las bandas y largos pases, metió en serias dificultades a una Nicaragua que daba la impresión de no encontrarse en la cancha. Tan así, que en el minuto 16 fue necesario una doble intervención, primero de Maradiaga atajando y luego de Manuel Rosas sacando milagrosamente el balón de la línea, para evitar que los isleños realizaran su primera anotación.
Lo que no se pudo impedir fue la presión constante de Bermudas, que habiéndose adueñado del balón, llegaba asiduamente al área nicaragüense, cuya portería permaneció imbatible por milagro durante el primer tiempo; mismo en el que ante la verticalidad de su rival, los dirigidos por Henry Duarte reaccionaban a ratos con un futbol propositivo, pero carente de profundidad y con cero gramos de efectividad. La mayor parte del tiempo, el combinado nacional fue un equipo con muchas pérdidas de balón y con seria falta de precisión en los pases, lo que se tradujo en una primera parte complicada.
Tras la pausa, Nicaragua mostró una mejor versión aproximándose con mayor frecuencia al área de Bermudas, generando opciones como el disparo de Renato Punyed al 47, el cabezazo de Óscar López, luego de un tiro de esquina en el 50 y el intento de Juan Barrera tras un pase elegante y preciso de Luis Manuel Galeano en el ´54.
Sin embargo, al minuto 61, cuando parecía que los nicaragüenses mandaban en la cancha, Bermudas hizo gala de su mejor arma para ponerse al frente en el marcador. Lejaun Simmons le ganó la carrera a Josué Quijano por la banda izquierda y tomó un balón que le habían enviado desde su propia área, para con todo el espacio jalar el gatillo y mandar la pelota al fondo de las redes, culminando con el 1-0 un veloz contragolpe de dos toques. En la imagen tras el gol, el portero Maradiaga se observaba tendido sobre el césped, golpeado por la inutilidad, mientras sus rivales en el fondo celebraban la anotación.
Pero el drama de Nicaragua no acabaría ahí, pues en el ´71, Lejaun volvió a mostrarse por la banda izquierda, desde donde y ante la mirada de dos defensores nicaragüenses le envió un centro preciso al delantero Nahki Wells, quien ganándole cómodamente la espalda a Luis Fernando Copete martilló el balón con su cabeza y movió el marcador al 2-0 que resultaría definitivo. Así, en 10 minutos, Bermudas acabó con la ilusión de Nicaragua.
Tras esta derrota, Nicaragua llegó a nueve reveses en igual número de encuentros en sus tres participaciones en Copa Oro, un torneo en el que solo ha podido marcar un gol: el que anotó Carlos Chavarría contra Panamá en la edición del 2017.
Asimismo, con los ocho goles permitidos en la Copa Oro 2019, la selección azul y blanco suma 23 anotaciones en contra.
En el 2009 admitió ocho tantos, dos contra México, otros dos ante Guadalupe y cuatro en el duelo frente a Panamá.
Ocho años después consintió siete goles, dos de Martinica, dos de Panamá y tres de Estados Unidos.
Este 2019 también fueron ocho, los cuatro recibidos de parte de Costa Rica más los dos de Haití y el doblete de Bermudas.