Las medidas que implementa el gobierno mexicano para contrarrestar el paso de transmigrantes de la frontera sur a la norte desencadenarán, de una u otra manera, un aumento en los costos del viaje.
Aquellos transmigrantes que salen de sus países, en su mayoría de la región centroamericana, seguirán intentando cruzar por México con el objetivo de cumplir el llamado “Sueño Americano”, sin importar que arriesguen su vida en el camino.
Para los transmigrantes, las razones que los detenían en su país ya no tienen sentido y ahora solo cuentan con la meta de conseguir una vida mejor en cualquier otra parte del mundo, siguiendo el ejemplo de miles de indocumentados.
De acuerdo con la agrupación de apoyo a migrantes Pies Secos, si en el pasado los llamados “polleros” cobraban 10 mil dólares, unos 200 mil pesos a un tipo de cambio de 20 pesos por dólar, por cruzar el territorio mexicano, ahora, pedirán más de 15 mil dólares.
Medidas como la solicitud de credenciales en las líneas de autobuses y el aumento de operativos por parte de las autoridades de migración y de la Guardia Nacional, se traducirán en que los migrantes busquen otras alternativas para cruzar el territorio.
El sacerdote Gustavo Rodríguez Zárate, coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Puebla, ya había advertido que los migrantes comenzaban a ocupar caminos y brechas para cruzar el territorio mexicano a fin de no ser vistos por la sociedad civil ni por policías o agentes del Instituto Nacional de Migración que continúan cometiendo violaciones de derechos humanos.
El sueño de alcanzar un mejor nivel de vida alejado de la violencia y la inseguridad que se vive en diferentes países de Centroamérica mantendrá el paso de los migrantes por territorio mexicano sin importar qué tan costoso sea avanzar hacia su meta de vida.
Los migrantes ya solo cuentan con su vida para seguir luchando porque sus derechos humanos siguen siendo violados y su existencia es colocada a la altura de alcancías de dinero. Sin duda, mientras cuenten con recursos o una persona que los apoye en su camino, los transmigrantes seguirán avanzando y las redes de grupos criminales continuarán extorsionándolos.
La migración solo se detendrá atacando de raíz el problema, es decir, lograr que los habitantes se sientan seguros y con posibilidades de un mejor destino en sus comunidades de origen. De lo contrario, ningún operativo o muro cerrará las puertas al paso de los seres humanos.
jaime.zambrano@milenio.com
