El tema de la disponibilidad de agua, esta pasando de ser algo que nos preocupaba en el futuro, a algo que se va a convertir en una crisis de dimensiones inimaginables, si no empezamos a tomar acciones contundentes.
Es momento impostergable de pasar del discurso y los buenos deseos, a los hechos de manera eficaz y eficiente.
Hemos manifestado cómo la tecnología nos va a ayudar de manera importantemente a resolver los retos ambientales y de muchos otros tipos, sin embargo, y en vista de los resultados que comentamos la semana pasada respecto a las metas de los Objetivos de Desarrollo Sustentable -acordados en la ONU en 2015-, establecidos para materializarse en 2030, en el tema del agua estamos aún lejos de la meta, y con mayor riesgo de que no se cumpla, en funcion de lo que está pasando con las temperaturas extremas, al provocar deshielos mayores de lo anticipado.
Estos deshielos ya han incrementando los niveles de los oceanos, y esto irremediablemente va a tener un gran impacto en las ciudades con amplias superficies costeras.
De igual manera, con los cambios de temperatura en el agua de mar, el cambio en la salinidad, los arrecifes de coral y la fauna marina, se están sufriendo daños irreversibles.
La indiferencia y pasividad con la que estamos tomando este fenomeno, puede tener consecuencias que ni siquiera estamos analizando con profundidad. Por años nos hemos empeñado en señalar factores ajenos totalmente a los de la raíz del problema, en lugar de enfocarnos a las soluciones que tenemos a la mano y en nuestro control.
Por ejemplo, el que sea verdaderamente obligatorio, reciclar el 100% del agua que consumimos diariamente; no solo existen programas, está legislado y sancionado el que se incumpla por parte de estados y municipios con el tratamiento de aguas residuales.
Sin embargo, estamos lejos de sanear de manera eficiente toda el agua que consumimos; de acuerdo con datos de la oficina de información científica para el Congreso de la Unión en enero de 2019, en México se tratan alrededor del 57% de las aguas residuales.
No obstante, este dato se contrapone con el hecho de que más del 60% de las plantas de tratamiento del país, funcionan inadecuadamente, adicionalmente, existen grandes fugas en las redes de drenaje, así como en las redes de distribucion de agua potable, en rangos incluso del 60% de lo que conducen. _
