Pocos conocen la capacidad directiva de Amaury Vergara quien fue designado por su padre Jorge, como su sustituto en la presidencia de las Chivas.
Desde que se dio la noticia he escuchado juicios positivos y negativos. Que lo que realmente le interesa es el cine, dicen unos… Que ha hecho una muy destacada labor al frente de Omnilife, la poderosa compañía de productos “nutricionales” que proyectó a su progenitor como uno de los hombres más adinerados del país, dicen otros.
Lo cierto es que manejar de forma exitosa un club de futbol con las muy diferenciadas características de los rojiblancos, no debe de ser nada sencillo. No tiene que ver con producir o dirigir películas, ni con administrar una empresa con miles de distribuidores de producto o vendedores.
Ya verán los millones de aficionados al Guadalajara la capacidad de su nuevo presidente. Con hechos y sobre todo con títulos, que es como se miden en el espectro deportivo las buenas gestiones dirigenciales.
Lo único bueno que puede ahora destacarse es que las Chivas tienen un mando. Que la ambigüedad y vacíos que se desataron tras la no programada ausencia de Jorge Vergara, se pueden acabar.
Y lo escribo así, con el “se pueden” por delante, porque habrá que caminar en la conformación de un equipo directivo que le dé soporte al joven heredero. Está claro que José Luis Higuera, quien había fungido como director general y era el hombre fuerte del equipo, ya no está.
Buscar lógica en el archivo histórico de las decisiones de Jorge Vergara es una tarea imposible. Pero sí habría que saber qué es lo que pasó en las últimas semanas y entender porqué, casi de la nada, Higuera quedó fuera.
Hasta hace casi cosa de horas, este hombre es quien estaba conformando el equipo que competirá en unas cuantas semanas en la Liga BBVA.
Ojalá que esto no sea producto de la visceralidad acostumbrada y no dé lugar a la improvisación.
