La idea de María de Jesús por hacer realidad el sueño de la Sociedad Perruna con la que se apoye a los perros y gatos callejeros seguirá vigente mientras tenga aliento.
Está segura de que ni una enfermedad crónica le roba el sueño para intentar dejar algo más que un legado dirigido a los animales que menos tienen, a los callejeros y aquellos que sufren de alguna discapacidad mental o motriz.
El amor por los animales siempre ha estado presente en los días de María de Jesús, sin embargo un perro en especial le marcó su vida, una french poodle callejera a la que llamaron “Peludita” que vagaba por las calles con largos mechones de pelo nejo de suciedad y solía acercarse a la casa donde ya sabía que le daban algo para comer, la casa de Mary.
En una ocasión la perrera municipal aseguró a Peludita, supuestamente porque tenía un reporte por parte de alguno de los vecinos.
De inmediato y sin importar que fuera necesario pedir permiso en el trabajo para ir a buscar a la tímida perrita, Mary fue a rescatarla, no sin antes tener que pasar la prueba de reconocimiento, la cual consistía en que, si el animal que buscaban no hacía señas de empatía, no se lo podría llevar.
No fue necesaria otra palabra más que su nombre para que la perra expresara alegría al reconocer a Mary, que convertiría a Peludita desde ese instante como parte de la familia Ruelas González.
En tanto, un año y medio después de vivir en casa, la perra falleció debido a complicaciones en el hígado por una enfermedad atribuida a las garrapatas que contrajo cuando vivía en la calle.
“Esa perra me enganchó. Una perra de la calle me alentó a trabajar en favor de los animales”, expresó.
Luego, al medio año María Gónzalez fue diagnosticada con cáncer de mama, una noticia que cimbró hasta lo más profundo a familiares y amigos.
Sin embargo su fuerza por vivir y de ayudar a los que más lo necesitan siguieron más que vigentes, sobre todo con los animales callejeros al tener presente a ese animal que llegó a darle un giro radical a su vida.
Para no estancarse en el letargo de su enfermedad, se propuso a escribir un proyecto que buscaría reducir los casos como el que vivió con su perra Peludita, del cual resultó Sociedad Perruna.
Se dedicó a informarse sobre la actual problemática de los perros callejeros y empezó a plantear opciones para revertir este fenómeno social con la creación de un albergue y la implementación de campañas masivas de esterilización y concientización.
“Me puse a investigar cómo estaba la situación en otros países y me propuse a intentar hacer algo por los animales que más lo requieren y empecé a escribir. Si otros países hacen algo por los animales, vi que aquí podemos empezar por algo”, dijo.
A pesar del difícil proceso de los tratamientos para combatir con el cáncer, siempre lleva consigo el documento que describe una alternativa para reducir el índice de abandono de perros y la sobrepoblación de ellos.
Por eso no dudó en plantear un proyecto dirigido tanto a perros y gatos que sobrevivieron al maltrato humano y al abandono de sus ‘dueños’, mismos que los compraron cuando tenían la ternura de todo cachorro y al crecer los dejaron en la calle amarrados de un árbol o libres en la calle.
María tiene la esperanza de que alguien se interese por este trabajo realizado con la visión de mejorar las condiciones de vida de miles de animales que viven a diario los achaques de la calle y la violencia que la sociedad deja caer sobre ellos. Por ello busca que se implemente a mediano plazo con el apoyo del gobierno y de la misma sociedad, busca darlo a conocer.