Faltan dos años para que votemos por el próximo gobernador de Nuevo León y me queda muy claro que todo depende de AMLO.
Y comienzo con López Obrador, porque entender su importancia es fácil para los nuevoleoneses, ya que en la entidad tenemos a Jaime Rodríguez Calderón. Un político que canalizó la esperanza de millones y supo exponenciar el hartazgo ciudadano hacia el bipartidismo. Pero ¡sorpresa! Es tan mala su gestión que no creo que otro independiente tenga chance.
Explicado este contexto debemos pensar la carrera hacia la gubernatura desde varios ángulos.
1) AMLO, avasallante a nivel nacional: Debiera decantarse por Tatiana Clouthier y dudo que alguien la incomode para ganar.
2) AMLO, considerado decepción: Morena buscaría dos caminos. Manuel González o la priista Clara Luz. El primero es un gran esgrimista político, pero difícilmente sobreviva a la debacle del Bronco, a pesar de que tiene inmejorables vínculos con el círculo íntimo de Obrador. La segunda es la candidata fabricada por las manos más oscuras que mecen la cuna de la política del estado y tiene buena imagen en su feudo.
Con AMLO a la deriva, aparece Samuel García con más opciones sobre el resto. Y aunque las encuestas ya quieren posicionarlo como el mejor; tengo serias dudas por su “inexperiencia” y además mostró sus cartas muy temprano.
Me refiero a que Nuevo León será entregado en medio de un caos. ¿Acaso un candidato tan joven puede operar el desmadre de inseguridad, medioambiente y desarrollo urbano que nos agobia? Lo dudo y seguramente hacia allí apuntarán los cañones.
El PAN se hará tonto, pero buscará apuntalar a Samuel adentro o fuera de la lista mientras que el PRI sigue testarudo con candidatos tecnócratas de poco arraigo popular. El desgaste por Monterrey fue innecesario y pocos se querrán aventar para una gubernatura que repito; dependerá linealmente del liderazgo y fortaleza del tándem AMLO/Morena.
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