Ayer hubo dos accidentes automovilísticos en la ciudad que involucraron a conductores que presuntamente estaban bajo el influjo del alcohol. Uno de ellos tuvo consecuencias trágicas: la muerte de una pareja de recién casados. El otro se saldó con dos personas lesionadas.
El primer caso fue muy mediático. En la avenida Tepeyac, un poco más adelante de su cruce con Patria, un futbolista activo estrelló su auto deportivo contra el Sedan en el que viajaban los recién casados, quienes apenas habían contraído matrimonio el sábado, y que ayer harían una fiesta con su familia y amigos.
El otro incidente fue en Rubén Darío y José María Vigil, en pleno corazón de la colonia Providencia. Allí hubo un percance en el que participaron cuatro autos, uno de ellos conducido por alguien en estado de ebriedad. Por fortuna el suceso no tuvo el tinte trágico del otro mencionado.
No sé ustedes, pero ayer yo estuve con el ánimo apesumbrado por el choque mortal de la avenida Tepeyac. No conocí a los fallecidos, pero todo el día estuve pensando en el dolor de los familiares de los recién casados, quienes no lograron completar 24 horas como esposos. Me preocupa que un accidente así me alcance, pero más me preocupa que mis hijos resulten heridos o algo más en un accidente de auto por culpa de un conductor ebrio.
Apenas el pasado jueves, en una comida con buenos amigos, conversábamos sobre cómo los jóvenes optan por usar taxis o autos de plataforma para ir y venir de antros y fiestas. Nos alegrábamos de la buena decisión de cientos o miles de personas que han optado por no manejar cuando salen a beber.
Pero la realidad es dura. Con los dos accidentes de ayer queda claro que no estamos ajenos a la posibilidad de toparnos con un conductor irresponsable, y que la tragedia siempre está latente.
Lo ocurrido ayer, entonces, debe servirnos como un motor para acelerar esa campaña, ya sea institucional o personal, para convencer a los nuestros (hijos, hermanos, pareja, amigos, compañeros) de lo grave que puede llegar a ser tomar y manejar.
Quisiera, en serio, no conocer de más accidentes de auto en los que se maneje alcohol. Está en cada uno lograrlo.
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