Estimado lector, una de las cualidades más importantes de un líder es saber cuándo retirarse, pero retirarse de verdad. Como dice Andrew Grove en su libro “Only the Paranoid Survive” es mejor que la gente diga: “¿Por qué se retiró tan pronto?”, que “¿Cuándo se irá a retirar?”. Y cuando alguien dice que todavía no se puede retirar, porque no hay quien lo pueda sustituir, es porque sencillamente se ha aferrado a su posición o ha fracasado como líder, ya que no pudo desarrollar a sus sucesores y esa es una de las tareas fundamentales de un líder.
Y para conversar un poco más sobre este tema, crucial para el sector empresarial, recurriremos al último libro de Doris Kearns Goodwin, “Leadership in Turbulent Times”. Este libro le puede ser útil a todas aquellas personas que se encuentran en posición de liderazgo, a los que desean llegar a ser líderes y a los que perdieron el liderazgo, ya que aquí podrán encontrar la causa de su fracaso.
Según esta autora, el líder debe saber reconocer cuándo sus políticas han fracasado y las mismas requieren un cambio de dirección, ya que, si continúa actuando de la misma forma, continuará obteniendo los mismos resultados y, por lo tanto, continuará fracasando (Einstein 101). Asimismo, el líder debe poder anticipar los puntos de vista contradictorios, para valorarlos, rechazarlos o incorporarlos. Y yo creo que no solo debe anticiparlos, sino promoverlos. El líder debe saber cuándo detenerse, cuándo avanzar y cuándo retroceder. Recordemos que el “timing” es fundamental. La mejor idea en el momento no oportuno, muy probablemente fracasará.
El líder debe liderar con el ejemplo, ya que debe ser consistente entre lo que dice y lo que hace. El líder que predica la lealtad y demanda la lealtad, pero no la practica con su equipo, está condenado al fracaso. El líder debe entender las necesidades emocionales de su equipo y debe saber retroalimentar a sus colegas por los errores que cometan, pero debe protegerlos de sus consecuencias y de los ataques a que puedan ser sometidos. Eso se llama lealtad, y un líder que más bien ataca o manda a atacar a sus allegados tiene sus días contados como líder. El líder debe mantener su palabra, ya que de lo contrario destruirá su credibilidad, la que una vez destruida, es muy difícil de reconstruir. El líder debe saber “leer” los sentimientos de su equipo y para ganarse su confianza debe con sus acciones generar esa confianza. La confianza y la lealtad es algo que no podés imponer, ya que te las tenés que ganar, tenés que ser digno de ellas y si las perdés, en ese momento destruiste tu liderazgo.
Por otro lado, y paradójicamente, aunque para el liderazgo lo estratégico es uno de los aspectos fundamentales, muchas veces escuchamos a personas en posición de liderazgo decir que debido a las tareas rutinarias de cada día no tienen tiempo para lo estratégico. Estas personas que carecen de la sustancia para ser líderes caen en el síndrome de “estar siempre ocupados”, creyendo erróneamente que ello los hace “importantes” y desconociendo que el pensamiento estratégico y la idea brillante no requieren de mucho tiempo. Si todo el tiempo estás “ocupado” es que otro controla tu agenda y, por lo tanto, tú no eres el líder.
Finalmente, una de las cualidades clave de un líder es saber diferenciar entre lo coyuntural y lo estratégico y evitar que lo primero le impida alcanzar lo segundo. Así, por ejemplo, un negociador con gran experiencia tratará, por todos los medios, de “empantanar” a un negociador inexperto en temas coyunturales, si eso es lo que más le conviene a sus intereses estratégicos. Recordemos que al final, el éxito depende de hacer bien lo que es importante y no excelentemente lo que no lo es.
No sé por qué, siempre que leo, converso o escribo sobre este tema, se me viene a la mente el doctor Roberto Íncer Barquero. ¿Será porque el doctor Roberto Íncer no le temía ni envidiaba al talento, sino que lo promovía y lo atraía?
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Doctor en derecho y economía