Encuentro fascinante el actuar de las redes sociales (esa masa deforme que está echa de bots y de cantera), que casi ni son manipulables como lo demuestran los abyectos tuits de Mauricio Clark, cuando actúan con pudor y con verdad. Sobre todo porque va del melodrama ranchero al humor involuntario sin pasar por la catafixia mental. Aunque también tienen sus momentos brillantes, como cuando instalados en el encaje, ya le querían pedir a Guillermo del Toro —al que nada más le falta pagarle los amparos a Darth Vader, el Guasón y Lex Luthor, como dice un distinguido miembro de la comentocracia sin gracia— que financie lipos, tandas y hasta viajes a Tepetongo.
En vez de aplaudirle a mi licenciado Peña por rentarse como chambelán, no veo a los de la Coparmex, que no disparan en defensa propia, imitando en sus buenas acciones al director de El laberinto del fauno, igual que no se ve a los de la Barra Mexicana de Abogados demandado a diestra y siniestra por el atraco de Fertinal y los agronitrogenados.
El más reciente ejemplo de todo esto es el hashtag #TodosSomosLaNiña, en referencia a un chica que frente a Amlove le hizo la britney señal en Mérida. Por un lado aparecieron los adalides del antipejismo a rendirle culto a la criatura como si fuera la nueva versión de la Virgen de la Macarena; por el otro los amloístas que cayendo en la provocación quisieron darle clases de moral y civismo a la criatura, como si fuera una infiltrada de la mafia en el poder.
Diría mi abuelita, es como si le aplaudieran a la niña por decir caca. O regañarla bestialmente por decir lo mismo. No se azoten que hay chayotes. Están como los de PETA que exigen que se retire el bastón de Bo Peep de Toy Story 4, por representar maltrato animal, que sería como acusar a los Chuchos de maltrato partidista al PRD.
Si a la niña no le late la cuarta transformeichon está bien. Muchos marchamos pintándole huevos a todos los presidentes desde Echeverría a Peña Nieto, con mucho más entusiasmo contra Calderón por humanista, sin que se convirtiera en trendin topic mediático porque los medios no le daban cobertura no por falta de cariño sino por sexo, pudor y lágrimas, me da igual.
No estaría mal que la oposición haga de la niña un símbolo de la resistencia antipejista, desbancado a Claudio X. González Jr, que se la pasa haciéndose la “vístima” a ritmo de reguetón.
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