Hubo un tiempo en que unas copas con los compañeros y una foto de la promoción eran toda la celebración que se hacía cuando se acababa la carrera. Hoy eso ha cambiado totalmente. Las ceremonias de graduación no sólo son cada vez mas pomposas sino que se han extendido.
Hay graduaciones de final de carrera, de final de Bachillerato, de Formación Profesional, de la Secundaria, de Primaria, de Infantil y hasta en algunos casos en la guardería. Son celebraciones en las que, en muchos casos, los chicos se visten de corbata, las chicas de traje largo, algunos se ponen toga y hasta beca. Y se ven hasta pequeños que no han cumplido los 3 años que se «gradúan» en la guardería y a los que les ponen en algunos casos birrete y gafas al más puro estilo de Howards.
Cuando termina
En las universidades, tanto en la Hispalense como en la Pablo de Olavide, este tipo de ceremonias las suele organizar cada una de las titulaciones y la fiesta posterior corre a cargo de los alunaos. En este sentido, la vicerrectora de Estudiantes, Pastora Revuelta, asegura que normalmente las facultades que hacen estas celebraciones lo organizan «con rigor académico», cuando realmente se termina el curso. Frente a otras que organizan estas actividades cuando los estudiantes ni siquiera han terminado la carrera. En la Pablo de Olavide también se hace formalmente. Asiste el decano de la facultad en cuestión y el padrino o madrina honorífico que suele ser un representante del profesorado. En cuanto al rector, suele asistir a la primera promoción de cada grado.
Suelen ser actos en los que se le impone la beca a los egresados que se visten especialmente para tal ocasión. La media, según la UPO, es que asistan tres o cuatro familiares por cada estudiante que acaba el ciclo.
Luego el resto de la fiesta corre a cargo de los jóvenes que cada vez se afanan más en estas celebraciones que de hecho se han convertido en todo un negocio. Fuentes del sector de la hostelería confirman que por estas fechas suelen tener desde cenas de familias hasta las de la promoción entera que acude a un restaurante. Con cóctel y copas y baile.
Pero los más jóvenes también organizan sus propias ceremonias. Al más puro estilo americano, los chicos y chicas que se gradúan en Bachillerato cada vez lo celebran más. Se hacen desde la «puesta de largo» que organiza el Colegio Buen Pastor desde hace años en la que los jóvenes tras el discurso en la capillla y la entrega de diplomas salen al jardín y bailan un vals. Los chicos van de chaqueta y corbata y las chicas con traje largo. «Llevamos desde que se inauguró el colegio haciéndolo porque consideramos que el alumno debe celebrar como algo muy importante el paso a la edad adulta y la llegada a la universidad», decía Joaquín Egea, director emérito del colegio.
En los institutos
Es una moda que no sólo se ha extendido a colegios concertados y privados. En los institutos cada vez es más frecuente. En el instituto Fernando de Herrera también llevan varios años haciéndolo. Igualmente los jóvenes se visten de forma elegante. «Creo que es una moda que viene de América pero les gusta y los padres también disfrutan mucho», admitía la directora María Reyes Herrera.
Ocurre también en algunos centros escolares cuando acaba la etapa de Secundaria. Los hay con ceremonia, los religiosos con su propia eucaristía y luego la imposición de becas correspondiente a los alumnos.
A veces estas celebraciones también se convierten en un gasto añadido para las familias y un negocio para determinados sectores. Porque hay que pagar la foto de la orla, el vídeo, el traje de los chicos y hasta la peluquería. Y luego la celebración posterior. La mayoría de los adolescentes, incluso los que no han cumplido la mayoría de edad, se marchan luego a un local con música a seguir la fiesta.Toda una moda con su propio negocio que se extiende cada vez más frente a la austeridad de otros tiempos.