‘La Pulga’ como fenómeno y la selección de Argentina como sentimiento ocultan graves conflictos de fondo: desde la formación hasta la venta de jóvenes talentos
Cómo perder dos veces. Suena increíble que, 132 partidos después, Messi siga sin encontrar su lugar en la selección. Primero se lo negaron los jugadores veteranos, que no vieron al genio que asomaba y lo trataron como a un buen jugador cualquiera. Después no se lo dio la hinchada, que lo veía como un extranjero disfrazado de argentino y lo resistió seriamente cuando la selección cayó en la Copa América celebrada en Argentina en el 2011. Desde entonces siempre fue un genial cuerpo extraño dentro de un equipo errático que gira su rumbo en cada frustración (nueve entrenadores en 14 años). La suerte, que es amiga de la confianza, tampoco ayudó en aquellas finales perdidas que Leo afrontó con una presión excesiva. Llevo mucho tiempo viendo los partidos con un ojo puesto en un equipo sin funcionamiento y otro en Messi como posible salvador de la patria. Cuando Argentina pierde, pierdo dos veces.