La pinacoteca limita la asistencia a las exposiciones estrella del bicentenario para evitar la masificación. “Son muestras de tesis, no concebidas para acumular visitas”, dice su director
El Museo del Prado no quiere morir de éxito ni que sus visitantes se apiñen por decenas ante La Anunciación, de Fra Angelico, o alguna otra de sus obras maestras. En esta ocasión, el Louvre, el museo más visitado del mundo (10,2 millones en 2018, un 25% más que el año anterior), no será la referencia. Lejos de la intención de los gestores del Prado está emular esa imagen de La Gioconda rodeada de personas apretujadas luchando para ver quién acerca más su teléfono al pequeño cuadro para conseguir un selfi.