El aumento del número de defunciones hasta las 29.230 y el descenso -uno más- del de nacimientos (15.031) dejó de nuevo y como viene ocurriendo ya desde hace lustros un crecimiento vegetativo en la Comunidad en 2018 de más de 14.000 personas, el segundo mayor de España superado únicamente -otra vez- por Galicia. Los datos
aportados ayer por el Institucional Nacional de Estadística son prácticamente una copia de los que registra Castilla y León en los últimos ejercicios con el agravante de que las nuevos alumbramientos marcan ejercicio tras ejercicios nuevo récord históricos de mínimos sin precedentes desde que se contabilizan este tipo de datos.
Como aspecto positivo, las cifras indican que la reducción de bebés fue durante el pasado año (-3,1 por ciento) una de las menos acusadas en el conjunto de las autonomías, únicamente por debajo del dato de las Islas Baleares y tres puntos mejor que la media nacional. Sin embargo, la realidad indica también que en la Comunidad el número de nacimientos no deja de caer desde el año 2010 cuando se contabilizaron 20.486 nuevas vidas y están a años luz de lo que sucedía en los años 80 o 90 cuando cada año venían a la vida en torno a 30.000 bebés.
El crecimiento vegetativo fue el segundo más negativo de España detrás del de Galicia
Mientras, la cantidad de fallecidos en la región creció ligeramente el pasado año en una tendencia al alza en los últimos años pero en los que se mezclan ejercicios de subida con algunos de bajadas. En todo caso, con una población tan envejecida y pese a que la esperanza de vida sigue siendo de las mayores del país -83,9 años- es lógico que haya un importante número de muertes hasta el punto de que las defunciones prácticamente duplican por primera vez el número de nacimientos.
En todo caso, ha sido esta diferencia entre muertes y alumbramientos la que ha imposibilitado a Castilla y León cambiar su trayectoria de retroceso demográfico de los últimos años después de un ejercicio en el que sí se consiguió que fueran más los ciudadanos que llegaran a la Comunidad de los que se fueron. En concreto, los datos provisionales indican que la región bajó por primera en décadas de los 2,4 millones de habitantes al registrar un descenso de 10.950 ciudadanos durante el pasado, una cifra inferior a los más de 14.100 que se «perdieron» por la diferencia entre los nuevos nacimientos y los fallecidos. Fue la llegada de extranjeros, frenada en los últimos tiempos por la situación económica, la que posibilitó que el descenso poblacional fuera menor. De hecho, las s madres extranjeras parieron a 2.056 bebés, mientras que sólo se contabilizaron 209 defunciones entre el colectivo de foráneos, que aportó un saldo vegetativo positivo en 1.847 personas.
Menos matrimonios
El informe publicado ayer indica que el número de hijos por mujer en Castilla y León se situó el año pasado en 1,14, inferior a la media para el conjunto de las autonomías, con un indicador de 1,25. Mientras, el número de matrimonios ascendió a 7.144 en la Comunidad, un 6,7 por ciento menos que el año anterior.