Puertas, trenes de aterrizaje, partes de las alas e incluso piezas para los motores de aviones Airbus o Boeing. En la última década la industria del metal gallega ha encontrado en la aeronáutica un importante nicho al que derivar su producción. Hace siete años el sector empleaba en la Comunidad a unas 300 personas. Hoy son 1.200. Pero el presidente del Consorcio Aeronoáutico Gallego, Enrique Mallón, confió esta mañana en cerrar el año con unos 1.350 trabajadores. Junto con el de la eólica marina, va a ser el sector «que más va a crecer en los próximos años en Galicia», subrayó.
Mallón presentó en Santiago el III Congreso Internacional Aeronáutico y Espacial, que se celebrará en la Cidade da Cultura el próximo 27 de junio. La cita reunirá en la capital gallega a importantes representantes de esta industria. Desde EEUU llegará Larry Ley, director de Research and Technology de Boeing y desde Querétaro (México) vendrá Antonio Velázquez, director del Aeroclúster de este estado americano que se está posicionando como un importente centro mundial de la aeronáutica, entre otros ponentes.
El Congreso servirá, según el presidente del Consorcio, para ayudar en la tarea de dar a conocer la industria aeronáutica gallega. Mallón reconoció que en los últimos dos años, el sector no desarrolló en Galicia todo el potencial que habían previsto. En 2018 facturó 130 millones de euros, apenas un 2% más que el año anterior. «La causa de no crecer más fue un déficit de promoción», subrayó para asegurar que en los próximos meses participarán en las cinco ferias internacionales más importantes para la industria aeronáutica. La secretaria ejecutiva Jennifer González, explicó también que la facturación de las compañías gallegas es proporcional a los pedidos que las grandes empresas les solicitan. El año pasado, dijo «fue algo convulso» por la decisión de Airbus de dejar de fabricar el A-380 o por la compra por parte de Boeing de Embraer.
Para 2019 esperan que los números mejores. Actualmente la treintena de compañías que conforma el sector en Galicia, con firmas como Delta Vigo o Coasa en Orense a la cabeza, factura unos 130 millones anuales. La previsión es subir esta cantidad un 5% al finalizar el año. «Las perspectivas son positivas», indicó Mallón, quien afirmó que el crecimiento del tráfico aéreo y de la construcción de aeronaves en el mundo es «continuo e imparable». El presidente del Consorcio, destacó que Galicia se sitúa como la cuarta comunidad española, por detrás de País Vasco, Madrid y Andalucía, con mayor peso en el sector aeronáutico. Restaltó también la importancia del polo industrial de Rozas, impulsado por la Xunta de Galicia para el desarrollo de drones. «Queremos que la participación gallega sea cada vez mayor», resaltó. Aunque hay empresas de la Comunidad ya implicadas en el proyecto, son los gigantes Indra, Babcok y Boeing los ganadores de las adjudicaciones.
