El Banco Central Europeo (BCE) se prepara para hacer una tercera ronda de inyección de liquidez a las entidades financieras con el objetivo de estimular el crédito a empresas y familias y, por tanto, el crecimiento económico. ¿Cumplieron con esa finalidad las dos anteriores? Según un análisis del Banco de España sobre el impacto en la concesión de financiación bancaria del primero de estos programas, conocidos por sus siglas en inglés, TLTRO, sí. El estudio concluye que esa liquidez a los bancos abarató el crédito de más bajo riesgo e hizo que las entidades relajasen los criterios de aprobación de préstamos a grandes compañías.
Las operaciones de refinanciación a largo plazo con objetivo específico (TLTRO) son subastas de dinero barato y vencimiento a cuatro años que el BCE hace entre las entidades financieras de la Eurozona con el fin de que presten ese dinero en forma de crédito a la economía real. Es una de las medidas que el organismo dirigido por Mario Draghi puso en marcha en 2014 para apuntalar la recuperación de la economía y evitar la implosión del euro. Durante la primera ronda de subastas trimestrales, que se celebró entre septiembre de 2014 y junio de 2016, el banco emisor concedió 430.000 millones de euros a los bancos. Las entidades españolas e italianas fueron las que más dinero barato tomaron en esas subastas.
«Para el conjunto de los bancos participantes, la reducción en los costes de financiación causada por las TLTRO se transmitió a la economía real a través de una relajación en las políticas crediticias aplicadas a empresas grandes y a través de menores márgenes en los préstamos relativamente seguros», concluye el estudio hecho por la Dirección General de Economía y Estadística.
El informe llega a concluir que por cada punto porcentual que aumenta la ratio entre el dinero recibido en la subasta y sus activos totales, un banco ha tenido un 7,2% más de probabilidades de relajar los criterios de aprobación de créditos a grandes empresas y un 11,6% más de reducir los márgenes aplicados a préstamos ordinarios o de menor riesgo. En cambio, la subasta no tuvo efectos ni en los criterios de aprobación de préstamos generales y a pymes ni en el coste de aquellos de mayor riesgo.
Efecto indirecto en la competencia
El primer programa de TLTRO tuvo además un efecto indirecto sobre aquellas entidades financieras que no participaron en la subasta por una cuestión de competencia: al sentir la presión de que los bancos que sí tomaron dinero del BCE podían dar más créditos y más barato, ellas también tuvieron que ajustar su oferta.
A pesar del efecto positivo sobre la concesión de crédito de estos programas, que el BCE ha retomado para hacer nuevas subastas entre finales de este año y principios de 2020, buena parte del dinero que los bancos recibieron en esas rondas de inyección a muy bajo tipo de interés lo usaron para adquirir deuda soberana de países como España que entonces ofrecía rentabilidades muy altas, embolsándose por tanto un jugoso beneficio. Esa práctica, conocida como «carry trade», permitió a las entidades mejorar sus cuenta de resultados en unos años muy difíciles y a los Estados salvar parte de sus subastas de deuda.