Rafa Nadal tendrá que esperar para conocer su rival en la final de Roland Garros. Las persistentes lluvias durante la tarde en París provocaron el aplazamiento de la semifinal entre Novak Djokovic y Dominic Thiem cuando el austriaco mandaba por 6-2, 3-6 y 3-1.
En 2020 la película en la Philippe Chatrier será diferente. En la próxima edición está previsto que la central de Roland Garros cuente con techo y la lluvia no condicione los partidos como sucedió con la semifinal entre Djokovic y Thiem. Todo lo incómodo que se encontró el serbio con las rachas de viento contrastó con la alegría que se llevó en cada parón por lluvia. Cuando peor lo estaba pasando, cuando era dominado en el segundo y el tercer set, los paraguas se desplegaron. De inmediato se dirigió a su bolsa de raquetas, se la echó al hombro y escapó camino de vestuarios.
Porque Thiem se encontró más a gusto en unas condiciones que lo menos que invitaban era a jugar al tenis. El viento de la anterior semifinal se intensificó y la lluvia fue mucho más que una simple amenaza. El austriaco se dedicó a jugar y sobre tierra batida hay muy pocos que lo puedan hacer mejor que él. Perdido el primer set y con el segundo equilibrado (3-2 para Djokovic) llegó el primer chaparrón. Sirvió para que el balcánico espabilara y recuperara su condición de número uno del mundo. Y sin que Thiem se enterase, la final volvía a empezar. El austriaco volvió a asentarse, pero la lluvia regresó y Rafa deberá esperar para conocer cuál es su último obstáculo para el duodécimo título en París.
