Los rumores de que el partido contra el Nàstic, que disparó la Operación Oikos, estaba arreglado obligaron al club a prometer premios por ganar los dos últimos encuentros
Cuando la SD Huesca certificó la noche del 21 de mayo de 2018 en Lugo su ascenso a Primera, el logro desembocó en una sucesión de días repletos de celebraciones, suspicacias y tensiones internas. Después de festejar el lunes en el Anxo Carro su victoria definitiva (0-2), el martes el jolgorio llegó a Huesca, cuyas calles recorrió el equipo a bordo de un autobús descubierto, entre el fervor de unas 10.000 personas. El miércoles rindieron visita al Ayuntamiento de la ciudad y a la sede del Gobierno de Aragón, y el jueves tuvieron día de descanso. Mientras celebraban su primera llegada a la élite en más de cien años, se amontonaban los rumores de que el resultado del siguiente encuentro, contra el Nàstic, estaba arreglado y comenzaban a calentarse los sistemas de alerta que vigilan las casas de apuestas, lo que desencadenó la semana pasada las detenciones de la Operación Oikos.