La represión en Cuba no ha cesado y es lo que intenta recordar el grupo de análisis, estudio y acción Cuban Prisoners Defenders (CPD) a través de su exhaustivo estudio de las cárceles cubanas. En total, son 134 los presos opositores, sin embargo, desde CPD advierten que hay dos nuevos métodos para reprimir a las voces discordantes con el régimen de Raúl Castro -quien hoy cumple 88 años- y el presidente Miguel Díaz-Canel.
De acuerdo con el informe de CPD, a 1 de junio de 2019, hay al menos 134 presos opositores entre los que ellos denominan “convictos de conciencia, es decir casos de privación de libertad y trabajo correccional (81); condenados de conciencia: cubanos en prisión provisional (22); y presos políticos (31)”.
La represión “sigue siendo feroz, atroz, y descontrolada por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado, aunque se viene detectando una estrategia adicional de expatriación forzosa mediante amenazas y golpizas”, destaca el informe.
Javier Larrondo, presidente de Cuban Prisoners Defenders, explica a LA RAZÓN que se detienen a activistas y se les amenaza con diez años de cárcel o prisión de por vida. Después, se les ofrece una expatriación a países como Guyana. A veces hasta se les propone 2.000 dólares para empezar su nueva vida lejos de la isla. Los motivos para este nuevo modus operandi “es no engrosarle al régimen las listas de presos políticos. Así, de cara a la UE y otras instituciones, parece que ha cambiado”.
Pero al preguntarle si ha mejorado la situación respecto a los derechos humanos y libertades en civiles en Cuba, Larrondo indica que “en grado alguno. Simplemente han diseñado estrategias para conseguir dar la imagen de cambio. A las autoridades cubanas les “gusta” tener entorno a unos 90 presos políticos, para que no salten más aún las alarmas, que en Cuba no pasa nada. Desde 2019, han tomado medidas más sutiles como la expatriación forzosa”. Y es que en opinión de Larrondo la crisis de Venezuela afecta directamente a La Habana y, por tanto, “tiene que buscar fondos y alternativas en otros lugares”. Larrondo insiste en que no hay que ser cándidos con Cuba pues hay además “miles de cubanos detenidos asimismo por un mecanismo represivo pre-delictivo”.
El presidente de CPD divide a los miles de presos políticos en dos categorías: “Por un lado están aquellos que pertenecen o están en la oposición pública al régimen como las Damas de Blanco o Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), que suelen engrosar las listas de las mayores condenas y la represión es más virulenta, pero hay otro en el que se hallan miles de cubanos que simplemente son críticos con la revolución”.
Larrondo explica al detalle este mecanismo. “Primero pierden el trabajo estatal. Después se les niega cualquier iniciativa de cuentapropismo. En suma se les expulsa del sistema laboral a no ser que vuelvan a defender la revolución. Muchos, sin ingresos, vuelven a abrazar la revolución, y para volver a trabajar optan por convertirse en delatores o infiltrados... Los que siguen en sus trece sufren una persecución mayor y se les amenaza con prisión o se les instalan medidas de seguridad domiciliarias. Por último, se aplica directamente medidas de seguridad predelictivas. “Hay fobia a perder el trabajo ahora en Cuba, disentir es altamente peligroso con consecuencias como el ostracismo, estar marcado de por vida, la pobreza...”, asevera Larrondo.
En el informe de CPD también hay presos políticos que no pueden ser considerados únicamente de conciencia porque han cometido otros actos penales como el robo, la rebelión, la piratería... Son 32 los casos destacados, en los que su pena más típica es la cadena perpetua (el 72%).