La que recién comienza es una semana muy importante para México y Jalisco en su relación diplomática y comercial con Estados Unidos.
Importante porque el presidente Donald Trump estableció un insensato impuesto progresivo de 5 por ciento a todas, absolutamente todas, las importaciones mexicanas, como un castigo porque a su juicio nuestro país no impide el paso de ilegales centroamericanos a Estados Unidos.
El arancel impuesto por Trump debe preocuparnos, pues Jalisco es el séptimo estado del país que más exporta hacia Estados Unidos, y una decisión de ese tipo afectará sin duda a la economía nacional y local.
Las principales exportaciones de Jalisco hacia la Unión Americana consisten en material electrónico (computadoras y productos para equipo de medición, entre otros); autotransporte y equipo de movilidad (motos, piezas, refacciones); plásticos en diferentes tipos; bebidas (léase tequila); y productos químicos, además de alimentos.
En un intento por desactivar el impuesto estadunidense (arancel, dicen los expertos), el canciller mexicano Marcelo Ebrard y una comitiva amplia viajaron a Washington para reunirse con funcionarios de la administración de Donald Trump. La primera reunión, dicen, será el próximo miércoles, aunque ya el presidente de EU dijo que no se trata de hablar, sino de actuar, por lo que se puede pensar que no habrá una solución inmediata.
La amenaza entonces es real, aunque puede matizarse políticamente, pues lo que Trump quiere es crear un enemigo (México y los migrantes) para su próxima campaña por la reelección.
Con las alarmas encendidas, el actual gobierno federal deberá mover de manera precisa sus piezas en el juego de ajedrez político que ya comenzó. Aunque como Trump no le gusta ceder, seguramente tendremos días intensos de cabildeos, declaraciones, y mensajes en redes sociales... y el riesgo latente de que México sufra unas malas semanas en materia económica.
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