Prólogo.
Resuenan las palabras de mi abuelito, cuando enaltecido con fervor patrio me espetó: “sí el enemigo asedia México, toda deslealtad es traición.
Conozco tu anti-pejismo, pero no es tiempo de dudas o mezquindades. ¡Qué chingue a su madre Trump!”
Primer acto.
Trump anuncia aranceles de un 5% para todas las importaciones desde México, “hasta que no se resuelva el problema de la migración ilegal”.
Sí no se resuelve, escalarán esos aranceles hasta un 25%. ¿Quién define los tiempos o los criterios de tal resolución? Trump.
Recordemos: 7 de cada 10 productos fabricados por México son exportados a Estados Unidos. México exportó en 2018: $328 mil millones de dólares.
Segundo acto.
Un AMLO, asfixiado por una economía mexicana en recesión técnica, escribe una carta de retórica nacionalista; en la cual, deja clara la importancia de dialogar para “buscar alternativas de fondo al problema migratorio” y de paso, le recuerda a Trump que no le teme porque actúa “por principios”.
Estaba a punto de ponerme de pie, como cuando escuchaba el himno nacional en primaria, pero quien hizo pararme como resorte, fue el senador morenista Félix Salgado Macedonio, cuando tuiteó:
“Trump pelos de elote, ni creas que te tenemos miedo. Los mexicanos estamos en nuestro territorio (California, Nevada, Texas, Arizona, etcétera). Vamos a recuperar nuestro territorio que nos robaron. ¡Viva AMLO cabrones!”
Tercer acto.
El dilema de AMLO es proteger a los migrantes o la economía de los mexicanos.
Si elije la 1a opción, Trump subirá los aranceles a un 25% y pondría en riesgo la ratificación del T-MEC.
Pero si AMLO opta por la 2a, aceptará ser el tercer país seguro, desde el cual, los migrantes solicitarían asilo desde México.
Blindaría la fronteras del país; iría en contra de toda normativa internacional en Derechos Humanos referente a migrantes y dejaría de lado sus principios soberanos.
Final.
Yo, indignado e impotente, abrazo mi traje de Juan Escutia y los carteles anti-empresas gringas, mientras tomo un Latte Venti en Starbucks y pienso; ¡qué chingue a su madre Trump!