Honda vive un Mundial de contrastes. Con preocupación a un lado del garaje, con sonrisa desbordada al otro. Tiene a dos pilotos de postín viviendo en las Antípodas: eufórico Marc Márquez, porque «triunfa» hasta en las plazas más difíciles, como ayer, segundo en el Gran Premio de Italia; desdibujado Jorge Lorenzo, inmerso en una búsqueda de identidad con la moto que todavía lo deja lejos de su potencial y su palmarés, decimotercero ayer.
El balear sufre. Por el compromiso adquirido con el equipo. Por el palmarés que lo persigue. Por su responsabilidad para consigo mismo y su historia reciente. Sufre porque no acaba de encontrarse cómodo con una Honda que le recuerda, semana tras semana, que es una moto ganadora en manos de otro. Más allá de las lesiones que mermaron su principio de curso, no acaba de sentirse él mismo, atascado en los entrenamientos y sin que en carrera haya encontrado esa chispa y ese instinto con el que fue campeón de MotoGP en 2010, 2012 y 2015.
Aterrizó en Italia solicitando al equipo que intentaran adaptarse también a él, para hacer una moto para todos y no solo para uno. «Entiendo perfectamente la situación de Honda, es difícil tener que cambiar mucho la moto cuando un piloto está ganando cinco de seis, pero ninguna de las dos partes está contenta con los resultados, ni Honda ni yo. Y si queremos cambiar la situación no basta con acumular kilómetros», expuso. Se marcha de Italia con un billete de avión para Japón, a la fábrica de Honda, hoy mismo. para buscar soluciones. «Sobre todo en la posición en la moto. Me canso mucho».
Es Jorge Lorenzo, el que también sufrió con Ducati y tal día como ayer, de 2018, confirmó que solo había que tener algo más de paciencia: su primera victoria de rojo. Fue demasiado tarde. Quiere llegar antes con Honda.
Una fábrica que celebra que hasta en los peores circuitos tiene un piloto que «triunfa». Ayer, Márquez sumó un éxito moral en forma de segundo puesto: en territorio Ducati, solo Danilo Petrucci, con la primera alegría de su vida, fue 43 milésimas más rápido; y dejó tercero a Dovizioso. Para afianzarse en el liderato. Ya son doce puntos de ventaja. Borrado el «hostil» Mugello, Honda sonríe. A medias.