"Creo que Tusk va a tener que cambiar su estrategia, no creo que sea posible llegar a un acuerdo en la cumbre de junio”, auguraba hoy un alto cargo comunitario antes de que comenzase el encuentro. La cita se ha convertido en un coro desafinado en el que las capitales esgrimieron intereses contrapuestos y argumentos de toda índole, sin que sea posible por el momento desbrozar el camino sobre qué candidatos tienen más posibilidades en la renovación de la cúpula comunitaria.
Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiocho se reunieron hoy 48 horas después de los comicios europeos, en los que por primera vez populares y socialistas no han conseguido aglutinar el 50% de los escaños y tendrán que apoyarse en liberales y verdes. La fragmentación política – derivada de las múltiples crisis a las que se ha tenido que enfrentar el proyecto de integración europeo en la última década- no sólo atañe al hemiciclo. Actualmente, los jefes de Estado y de Gobierno también se encuentran repartidos y prácticamente igualados: un tercio de populares, otro de socialistas y otro de liberales. En esta tesitura, los dos últimos grupos quieren terminar con el casi monopolio del Partido Popular que actualmente ostenta las tres presidencias de las tres principales instituciones. Sólo la alta representante de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, es socialista.
A pesar de que el Partido Popular Europeo ha vuelto a ganar las elecciones, el castigo respecto a los comicios anteriores ha complicado que Manfred Weber, su jefe de filas, pueda convertirse en el sucesor de Jean Claude Juncker siguiendo el método bautizado como spitzkenkanditan. El primer revés para Weber ha llegado por la mañana, después de la reunión de los jefes de los grupos políticos de la Eurocámara. La situación contrasta con la de 2014, cuando los representantes de las fuerzas políticas del hemiciclo proclamaron a Juncker como su candidato. Esta vez se han limitado a defender el papel de la Eurocámara en el proceso – debe validar por mayoría absoluta el candidato propuesto por las capitales- sin atreverse a sacar a la palestra ningún nombre. El único grupo que se desmarca del spitzkenkanditan son los liberales que apoyan de esta manera a Emmanuel Macron que ha intentado boicotear este método desde el principio. “Un candidato principal por el que no puedes votar en el conjunto de Europa simplemente no es serio”, ha asegurado el líder de la formación Guy Verhofstadt quien no compareció ante los medios de comunicación tras el encuentro y se ha limitado a explicarse vía Twitter.
Weber, sin embargo, sigue contando con el manto protector de Ángela Merkel quien a su entrada a la reunión defendió la candidatura del político bávaro, aunque también ha recordado que dentro de su coalición de gobierno, no todos los socios piensan los mismo. Este apoyo puede ser una estrategia de la canciller para, en un movimiento in extremis aceptar a otro candidato (un tapado popular como Michel Barnier o incluso un aspirante de otra familia política) a cambio de, por ejemplo, la presidencia del Banco Central Europeo(BCE) para un halcón como Jens Weidmann. Parece casi imposible que Berlín pueda conseguir los dos puestos clave (Comisión y BCE) aunque algunos países como Holanda y España están dispuestos a separar en el paquete del equilibro geográfico los puestos políticos (presidencias de la Comisión, Consejo, Parlamento y alto representante) de la presidencia de la entidad monetaria, por otra parte, también fuertemente política aunque los aspirantes sean banqueros.
El presidente español Pedro Sánchez ha sido elegido como coordinador de los líderes socialista para la negociación de los altos cargos y la apuesta de esta familia política sigue siendo Frans Timermmans, el jefe de filas de los socialistas dentro del spitzkenkanditan, aunque el apoyo de liberales y verdes no le es suficiente para conseguir la luz verde de la Eurocámara. Y , el menos por el momento, tampoco de las capitales. Sánchez primero ha mantenido un almuerzo, auspiciado por el primer ministro belga en funciones, el liberal Charles Michel, Macron , el primer ministro holandés Mark Rutte y el portugués Antonio Costa. Una entente de liberales y socialistas que pretenden cuestionar la hegemonía de los populares en cargos y políticas, después de los comicios europeos hayan evidenciado un nuevo hemiciclo más fragmentado que nunca. “ El reparto de los nuevos cargos al frente de las instituciones europeas debe reflejar ese nuevo equilibrio que incluye a socialdemócratas y liberales, además de los populares europeos. Toma forma un alianza de fuerzas europeístas y progresistas”, aseguran fuentes de la Moncloa sobre el resultado de esta cita. Sánchez también se reunió ayer con la canciller Ángela Merkel y con el primer ministro griego Alexis Tsipras.
El que también ha mantenido una agenda frenética fue Macron, quien se reunión con Merkel y con el grupo de Visegrado ( Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa) para quienes según resumió el primer ministro eslovaco, Peter Pellegrini el spitzkenkandidat no es “la sagrada Biblia” . Pellegrini trazó el retrato robot de su posible candidato o candidata: joven, dinámico y con mucho poder, un perfil en el que encajaría Margrethe Vestager, la Comisaria de Competencia que puede ser la jugada maestra de los liberales si Emmanuel Macron le da su apoyo.
Muchos nombres y pocas certezas. La batalla sólo acaba de comenzar. “Hoy no es el momento de comenzar a vetar”, avisa un alto cargo europeo. Hay demasiadas cosas en juego para enseñar todas las cartas en la primera partida. Aún quedan ases en la manga.