El director Claude Lelouch recupera a los personajes de su mítico romance de 1966 en una inesperada secuela que se ha presentado en el Festival de Cannes
Si fuese un hombre razonable, Claude Lelouch no habría filmado su nueva película. Como no lo es, decidió seguir lo que le dictaba su instinto: una continuación de Un hombre y una mujer, aquel hito del cine romántico que marcó una época a finales de los sesenta. “Los artistas somos como Juana de Arco: a menudo, oímos voces. Y algunos días, esas voces suenan con tanta nitidez que de nada sirve llevarles la contraria”, relata Lelouch, hecho un figurín a sus 81 años, desde una playa privada de la Croisette que, a primerísima hora de la mañana, parece reponerse de la fiesta salvaje que tuvo lugar en ella la noche anterior.