El Gran Teatro Lumière de Cannes se caía con la ovación de los espectadores ante el espectacular segundo gol de Maradona frente a Inglaterra en la semifinal del mundial de México. Más de tres décadas después, el festival de cine de autor más importante del planeta disfrutaba entusiasmado el documental sobre el astro argentino. Todos estaban encantados con el trabajo del oscarizado director Asif Kapadia. Todos menos «el pelusa».
Los productores del filme estuvieron seis años persiguiendo a Diego Armando Maradona para que aceptase sumarse al proyecto. Por fin lo consiguieron implicar. Tanto que hasta pone la voz a las escenas más truculentas que cuenta, como cuando comenzó a consumir cocaína en Barcelona o cuando la camorra se lo llevó en una moto a una casa a lo «Scarface».
Sin embargo, ahora que todo el mundo celebra el éxito del documental, Diego Maradona se ha desligado de la obra al punto de pedir su «boicot». «No me gusta el título, así que si no me gusta el título no me va a gustar la película. No vayan. No me gusta el nombre», dijo el exfutbolista en una entrevista con la televisión mexicana Univisión.
Al título que se refiere el astro es en realidad el subtítulo. «rebelde, héroe, estafador, Dios», se puede leer antes de la palabra Maradona sobre el cartel del filme. Unos calificativos que no han gustado al diez de Argentina. «Yo jugué al fútbol y me gané mi dinero corriendo detrás de una pelota. Yo no estafé a nadie. Si ellos quieren atraer al público, me parece que están equivocados», sentenció el ahora entrenador.
Cartel del filme de Maradona presentado en CannesLa difícil vida del astro, en la gran pantalla
El documental arranca narrando los orígenes humildes del pelusa. Un inicio que marcó a un Maradona que, tras lograr el éxito en el Boca Juniors, partió a Barcelona, donde una hepatitis y la fractura del tobillo izquierdo le impidieron cumplir su sueño español. «Llegué a Nápoles después de la mala experiencia del Barcelona. Me quedé sin plata. No conocía Nápoles pero no había ningún equipo que me comprara», recuerda Maradona, cuya voz en of acompaña gran parte del documental.
Silencio sin embargo al ver otras partes del documental, las que mostraban el lado oscuro del astro argentino. Los comienzos no fueron fáciles en Nápoles -«pedí una casa y me dieron un departamento, pedí un Ferrari y me dieron un Fiat», cuenta el argentino con humor-, pero se dio cuenta de que allí el fútbol pasaba ante todo, ante las familias y los amigos, y se propuso que el club ganara el scudetto.
Lo conseguiría dos veces (1987 y 1990) y en el camino se convirtió en un dios, adorado hasta extremos inimaginables. Algo muy difícil de soportar sin perder la cabeza. Y Maradona no pudo con ello. Cayó profundamente en el consumo de cocaína que reconoce haber comenzado en Barcelona, tenía relaciones con todas las mujeres que podía -«Estaba enamorado de Claudia (Villafañe) pero tampoco era un santo»- y comenzó a estar rodeado de la peligrosa Camorra napolitana a través de Camilo Giuliano.
Una noche, recuerda Maradona, «me subieron en una moto y me llevaron a una casa. La mesa ya estaba preparada para cenar. Había fusiles, parecía 'Los intocables' y Al Capone. Para mí era todo como un filme». Maradona entró en una espiral difícil de parar. La cocaína era muy fácil de conseguir en Nápoles a través del clan Giuliano. Y tras cada partido del domingo empezaba una fiesta que duraba hasta el miércoles, cuando se concentraba para estar limpio cuatro días más tarde.
Ya había perdido la final del Campeonato del Mundo de Italia contra Alemania tras dejar al país anfitrión fuera en una dramática final en Nápoles. Se convirtió en la persona más odiada en la ciudad que antes le adoraba y lo único que quería era irse. Su mujer y madre de sus dos hijas, Claudia Villafañe tiene recuerdos cariñosos del astro del fútbol y asegura que le destrozaron entre todos.