El Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 tiene como objetivo general transformar la vida pública del país para lograr un desarrollo incluyente. Se propone lograr este objetivo mediante tres ejes generales: (1) justicia y estado de derecho, (2) bienestar, y (3) desarrollo económico.
Adicionalmente, se presentan tres ejes transversales: (1) igualdad de género, no discriminación e inclusión, (2) combate a la corrupción y mejora de la gestión pública, y (3) territorio y desarrollo sostenible. Es fácil estar de acuerdo con estas ideas, lo complicado es coincidir en la manera en que se implementarán cada uno de los ejes y sus estrategias.
Aprovecho este espacio para hablar sobre el PND 2019-2024 porque estoy seguro que no todos desean leer las casi 300 páginas de la Gaceta Parlamentaria en que fue publicado el Plan; pero creo que es importante que estemos enterados, al menos de ciertos aspectos generales del mismo.
El eje de desarrollo económico tiene como objetivo incrementar la productividad y promover un uso eficiente y responsable de los recursos para contribuir a un crecimiento económico equilibrado que garantice un desarrollo igualitario, incluyente, sostenible y a lo largo de todo el territorio.
El indicador principal para medir el avance de este objetivo será lograr un crecimiento del 1.4 por ciento para el 2024 de la Productividad Total de los Factores. Este concepto explica el crecimiento en la economía de un país que no es necesariamente resultado del crecimiento de los factores tradicionales de producción como fuerza laboral y capital.
Digamos que la PTF puede ser explicada por el progreso tecnológico, por el producto de la combinación entre capital humano e innovación tecnológica y transferencia de conocimiento. Este objetivo de desarrollo económico tiene 10 objetivos específicos, (1) propiciar un desarrollo incluyente del sistema financiero atendiendo al rezago de la población no atendida; (2) propiciar un ambiente que incentive la formalidad, la creación de empleos y las condiciones laborales; la meta aquí es bajar la informalidad del 56.7 por ciento al 55.3 por ciento para el 2024 ¿Es en serio? ¿un punto porcentual en 6 años?; (3) promover la innovación, la competencia, la integración en las cadenas de valor y la generación de un mayor valor agregado en los sectores productivos; labor en la que CONACYT ha sido pieza clave para la promoción de la transferencia de conocimiento y tecnología, pero en el 2019 tuvo una disminución casi del 12 por ciento en su presupuesto; (4) propiciar un ambiente de estabilidad macroeconómica y finanzas públicas sostenibles; (5) establecer una política energética soberana, sostenible, baja en emisiones y eficiente; (6) desarrollar de manera transparente una red de comunicaciones y transporte accesible, segura, eficiente, sostenible, incluyente y moderna con visión de desarrollo regional; (7) facilitar a la población el acceso y desarrollo transparente y sostenible a las redes de radiodifusión y telecomunicaciones; (8) desarrollar de manera incluyente los sectores agropecuario y acuícola-pesquero en los territorios rurales; (9) posicionar a México como destino turístico competitivo; y (10) fomentar un desarrollo económico que promueva la reducción de emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero y la adaptación al cambio climático.
Como podemos observar todos estos objetivos son loables; pero en los seis meses que llevamos de esta nueva administración seguimos viendo con incertidumbre el camino que nos llevará a la consecución de dichos objetivos, pues aún no vemos una coordinación de fuerzas, actores y recursos para la implementación efectiva de este Plan al 2024.
El autor es Decano de la Región Norte de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, del Tec de Monterrey.
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