Un pequeño (gran) gesto, una acción que retrata a una persona que también, pero despúes, es artista. El pasado fin de semana, el cantante Manolo García actuó en tierras gallegas con lleno absoluto. Y antes de marcharse de la región, se acercó a visitar y dar cariño, de manera completamente sorpresiva, a una buena fan que estaba hospitalizada.
Entramos al detalle. El que fuera líder de El Último de la Fila actuó los días 17 y 18 de mayo en Vigo y en La Coruña, respectivamente. Tras el último de los dos conciertos, se le informó de que una seguidora de toda la vida, María Eugenia Sánchez, de 47 años, estaba ingresada tratándose de un cáncer y que por recomendación médica, pese a tener los tickets comprados, debía perderse el show. Con este disgusto, el entorno de la paciente contactó con Gandy, músico coruñés que trabajaba en la producción de los shows de García, que a ver si podía interceder para conseguir una foto del artista vía whatsapp.
«Se lo comento en Coruña al terminar el concierto del día 18, en el trayecto del Palacio de la Opera al hotel», explica Gandy a ABC. «Mira, no ha podido venir. Tenía las entradas pero desgraciadamente sus medicos no le dejan por el riesgo serio de coger una infección y empeorar. Le digo lo de la imagen, sería para que se pueda sentir un poco mejor. Y no puso ninguna pega pero fue él que dijo: "¿Y si la voy a ver yo mañana"?», explica el también músico gallego.
La logística para gestionar el encuentro fue con nocturnidad e improvisación. «Estuve de madrugada hablando con el entorno de la paciente, queríamos saber si podía recibir visitas y en qué circunstancias», cuenta Gandy, que cierra a las dos-tres de la mañana la visita con el propio entorno de García, porque este estaría durmiendo. Y por la mañana se lleva al músico al Hospital Abente y Lago a las nueve y media. Todo su equipo se había marchado ya y él se había quedado en La Coruña para ir a ver a Sánchez.
A su llegada al hospital se creó cierta expectación porque el personal del hospital no les pasó inadvertida la presencia del cantante. Y llegó el turno de ver a la paciente, que no sabía nada de nada. «Cuando nos asomamos a la habitación, su reacción no sabría explicártela, va más allá de las palabras sería para imaginársela», cuenta Gandy. Durante el indeterminado rato menor a una hora, estuvieron hablando de Lordé, la localidad de donde es Sánchez. También de ir allí a tomar unos mejillones algún día, de la gira y de a ver si la paciente pudiera, estando ya más recuperada, acercarse a León a otro concierto... Y de que ella escuchaba al autor de «Nunca el tiempo es perdido» desde su época en Los Burros.
«Lo más grande es que fue muy normal. Manolo desprendía un aura de normalidad... Creo que es uno de los piropos más grandes que se le puede decir a alguien», explica Gandy, testigo principal y propiciatorio de un encuentro que pilló al artista en medio de una gira «en donde necesita todas las horas de sueño y comodidad que pueda coger». De esta visita se destacó también la timidez del artista y su petición de que todo fuera lo más discreto posible.