Siendo sinceros, no era para que el América perdiera el duelo de anoche contra el León. Pero sabido es desde siempre que en el futbol no impera casi nunca la justicia.
El 1-0 en contra con el que se fueron los dirigidos por Miguel Herrera del estadio La Corregidora condicionará, sin duda alguna, el desarrollo del partido de vuelta a jugarse el próximo domingo en León.
¿Qué sucedió? Que el equipo matón, el que se caracteriza casi por encima de todos por su buen nivel de contundencia, en este caso falló. Ni el chileno Nicolás Castillo, ni Oribe Peralta, ni Andrés Ibargüen, ni Roger Martínez pudieron lucirse.
Pero el América jugó mucho mejor de lo que yo esperaba. Supo cortar el circuito tan vistoso y dinámico de sus rivales, con ese toque basado en triangulaciones… Y lo hizo con mucha dinámica y entrega en todas sus líneas.
Esperanzador debe resultar para los americanistas que no solo destruyeron el juego ofensivo rival, sino que le hicieron daño con tantas llegadas y llegadas, además muy peligrosas.
No veo cómo este cuadro se va a borrar en el estadio del León. Así que será una serie tensa y dramática… Nada sencilla como insisto lo había imaginado.
El América, aunque va perdiendo, tiene posibilidades de llegar a la final. Quizá un 40 por ciento, que son muchas. Y de parte de los que serán locales por supuesto que tienen que mejorar muchísimo… Y tendrán que esforzarse en un grado que aún no conocen en este torneo.
El problema es que el León, este León nada más sabe jugar de esta manera… Así que esta otra línea refuerza mi idea de que el domingo va a resultar un partido absolutamente trabado.
Lo ideal será que ambos conjuntos opten por un juego abierto y ofensivo y se dediquen a dar espectáculo y no se escondan. Que ganen o mueran dando lo mejor de ellos y que hagan un juego memorable.