La Sociedad Española de Médicina Familiar y Comunitaria (semFYC) se ha vuelto a posicionar en contra de los hipotéticos beneficios de un consumo de menos de 30 grs/día de alcohol. «No hay razones para recomendar como beneficioso para la salud del conjunto de la población el consumo de bebidas alcohólicas de cualquier graduación», ha señalado Julio Basulto, dietista-nutricionista, profesor asociado de la Facultad de Ciencias de la Salud y el Bienestar de la Universidad de Vic, que ha calificado de «bulos» las afirmaciones sobre las bondades del bajo consumo de alcohol.
«En las redes sociales y los medios de comunicación se pueden encontrar patrañas como que el whisky es bueno para ser un buen amante. Pero también sobre que una copa de vino es buena para la salud cardiovascular. Hay estudios que sugieren, pero que no demuestran, que podría ser beneficioso para ciertos aspectos de la enfermedad cardiovascular. Pero no está demostrado en estudios bien diseñados», ha explicado Basulto durante el 39º Congreso de la semFYC, celebrado en Málaga.
Un buen número de estudios han sugerido que consumir pequeñas cantidades de alcohol puede tener cierto beneficio en la cardiopatía isquémica en algunos grupos de personas. Sin embargo, los médicos de familia puntualizan que estos datos «deben cuestionarse», puesto que se han observado diversos problemas metodológicos en los estudios sobre consumo moderado.
Por otro lado, defienden que el consumo de alcohol aumenta «inequívocamente» el riesgo de enfermedad hipertensiva, ictus hemorrágico y fibrilación auricular. De hecho, una investigación publicada en marzo en la revista «BMC PublicHealth» concluye que una mujer no fumadora y que bebe una botella de vino a la semana aumenta su riesgo de padecer cáncer (esencialmente de mama) tanto como si fumara 10 cigarrillos en ese mismo periodo de tiempo.
Basulto defiende que la idea de la copa de vino diaria se ha venido asociando «a la buena salud cardiovascular por supuestos beneficios no demostrados concluyentemente, que no incluyen el potencial carcinogénico del alcohol». Otro estudio publicado en la misma publicación señaló en 2016 que el consumo de tres bebidas alcohólicas al día aumentaban en un 20 por ciento la probabilidad de cáncer intestinal, y que el consumo de dos o más bebidas alcohólicas al día pueden aumentar el riesgo del cáncer de boca y garganta en más del 50 por ciento.
De entre toda la población, instan a tener «especial cuidado» en niños y adolescentes, población «especialmente vulnerable», ya que «el cerebro no ha madurado y hay mayor susceptibilidad a serios problemas de salud presentes y futuros en caso de consumo de alcohol, que siempre va a suponer un riesgo para la salud», aseguran los médicos de familia y comunitarios.
«No existe un nivel de consumo aceptable en estas edades. En cualquier caso, el consumo por parte de adolescentes es una realidad. Por tanto, debemos conocer los riesgos que supone y realizar un esfuerzo educativo que prime la abstinencia y de prevención de la oferta a través del marco legal (18 años como edad legal para comprar y consumir)», argumentan desde el grupo de Educación sanitaria y Promoción de la Salud del Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud de la semFYC.
Sobre las medidas a tomar, el dietista-nutricionista aboga por legislar y cumplir las normas existentes, además de incluir advertencias sanitarias en las etiquetas de las bebidas alcohólicas que deberían llevar su composición. En su ponencia, Basulto ha rescato las palabras del abogado Francisco José Ojuelos: «El alcohol es el único producto que se puede ingerir sin que esté obligado a mostrar su composición en la etiqueta, como sucede con cualquier tipo de alimento, ya sean galletas o aceite».
El aumento de precio, la dificultad de su disponibilidad y la desaparición real de la publicidad reduciría los daños ocasionados por el alcohol, según estudios científicos reseñados por Julio Basulto. Entre los daños que produce el consumo de alcohol, el nutricionista destaca el aumento de las enfermedades cardiovasculares y digestivas, las muertes provocadas por enfermedades infecciosas, las muertes prematuras, los accidentes de tráfico y los comportamientos violentos tanto hacia otros como hacia uno mismo.