David Walton está desconcertado. El agricultor de Iowa no puede entender por qué la mayoría de los contendientes presidenciales del Partido Demócrata que llegan al estado no hablan sobre su gran preocupación económica: el impacto de la guerra comercial entre Estados Unidos (EU) y China.
“No he escuchado que hablen mucho sobre el comercio. Somos un estado agrícola y dependemos de las exportaciones...no hablar sobre comercio en Iowa es un gran error”, dice Walton en su granja cerca del río Mississippi.
Los aranceles que se aplicaron en ambos países afectaron a los agricultores de Iowa, estado que ayudó a Donald Trump para que ganara la presidencia en 2016, y a otros estados agrícolas en el Medio Oeste.
Sin embargo, los candidatos demócratas no actúan rápido para abordar el tema, en parte, porque los agricultores suelen votar por el Partido Republicano. También les preocupa parecer débiles con China, después de la dura postura de Trump en Beijing.
Walton tenía la esperanza de que EU estuviera a punto de firmar un acuerdo con Beijing para eliminar los aranceles chinos sobre la soya —un cultivo clave en Iowa—.
Negociaciones en marcha
El viernes pasado, Trump aumentó el arancel actual de 10% a 25% sobre 200,000 millones de dólares (mdd) de productos chinos.Tambien dijo que los 325,000 mdd de productos adicionales que “no tienen impuestos” actualmente, “muy pronto” serían objeto de aranceles de 25%.
El presidente de EU se comprometió a proteger a los agricultores de su país, luego de que Beijing prometiera tomar represalias por la imposición de mayores aranceles estadounidenses a las importaciones chinas.
Trump dijo que su gobierno "compraría productos agrícolas a los productores, en cantidades más grandes que China", anunciando una gran ronda de subsidios estatales para el sector.
Mientras continúa la guerra comercial, Walton dice que la situación se deteriora rápido. Agrega que sus amigos advierten sobre un posible aumento en las quiebras de granjas en el país.
China ya reemplazó gran parte de sus importaciones de soya estadounidense recurriendo a Brasil, aunque ya se comprometió a comprar al menos 20 millones de toneladas de soya de EU para endulzar las conversaciones. Los agricultores dicen que su gran preocupación es que entre más se prolongue la guerra comercial, mayores serán las probabilidades de perder el mercado para siempre.
“La tercera parte de lo que se cultiva en este estado tiene como destino los mercados extranjeros. Cuando esos mercados se cierran debido a los aranceles que aplicamos y los aranceles de represalia que enfrentan nuestros agricultores... esos compradores encontrarán otros vendedores en otros países”, dice O’Rourke.
En el Red Berry Café en Muscatine, la senadora de Nueva York, Kirsten Gillibrand—otra de las aspirantes demócratas—, criticó a Trump al decir que cuando él “crea una guerra comercial con China, aplasta a nuestros agricultores locales y hace que para ellos sea imposible llegar al fin de mes”.
Sin embargo, si bien los contendientes demócratas estaban dispuestos a discutir sobre la guerra comercial, la mayoría de ellos no lo ha convertido en un tema central en su campaña en Iowa.
Un estratega demócrata dice que esta renuencia se explica por el acertijo que enfrentan los candidatos: es “fácil decir” que no les gusta la guerra comercial de Trump, pero es mucho más difícil explicar cómo enfrentarán a China.
Nerviosismo en aumento
Otros sectores de EU están nerviosos por el aumento del proteccionismo y el impacto que podría tener en sus industrias, pero la agricultura tiene más que perder. Con un mercado interno relativamente estancado, los agricultores dependen en gran medida de las exportaciones para mantener las utilidades y los precios, y China desempeñó un papel fundamental durante casi dos décadas.
Cuando el país asiático se unió a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001, las exportaciones agrícolas de EU a ese país eran casi nulas. Para el año 2012, alcanzaron un valor de 30,000 mdd.
Si bien las exportaciones agrícolas a China cayeron a 25,000 mdd en el último año de la administración del expresidente Barack Obama, en 2018 se desplomaron después de que China impuso sus impuestos de represalia, con un descenso que llegó a 13,000 mdd.
El valor de las exportaciones de soya tuvo una reducción de 75% para pasar de 12,000 mdd el año anterior a 3,000 mdd. Incluso antes de que se introdujera los aranceles, los agricultores tenían problemas con los crecientes niveles de deuda, que se espera que alcancen un total de 426,000 mdd en términos nominales este año. No obstante, cualquier reacción negativa sobre los aranceles parece contenida.
Los demócratas enfrentan el mismo dilema en la agricultura que en los productos industriales: cómo discrepar con Trump sin perder la oportunidad de recuperar a los estados demócratas a los que les gustó su postura proteccionista al reducir el déficit comercial con China.
“En algún momento, los demócratas, que en serio quieren ganar en Iowa, tendrán que hablar sobre el comercio, pero es difícil”, dice David Salmonsen, jefe de relaciones del Congreso en el American Farm Bureau. “Lo que dicen allí podría causarles problemas en otras partes del país”.
Sin embargo, algunos demócratas argumentan que el partido tiene la oportunidad de ganarse a los republicanos que están frustrados por los aranceles, del mismo modo que Trump atrajo a los demócratas enojados por ciertos acuerdos comerciales, como el TLCAN.
Se mantiene el escepticismo
Tom Furlong, cuya familia llegó a Muscatine en 1856, dice que pocos agricultores republicanos votarían por un demócrata, a menos que la situación fuera realmente catastrófica. Por ahora, eso se evitó a un costo de 12,000 mdd en subsidios que la administración prometió a los trabajadores del campo el año pasado.
“Los subsidios compensaron lo que perdieron los agricultores, así que pensaron que nos estaba cuidando”, dice Furlong después de asistir a un evento con Joe Biden, el exvicepresidente demócrata que alzó la mano para competir en la contienda en 2020.
Para muchos agricultores que apoyan de manera generalizada otros aspectos de la agenda económica republicana, desde impuestos bajos hasta la desregulación, cambiar de bando a un demócrata en 2020, sería un cambio drástico.
Sin embargo, mientras más tarda Trump en llegar a un acuerdo con China, más presión puede enfrentar desde el cinturón agrícola. Muchos están molestos porque Japón le compra menos a EU y más a países que se encuentran en el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) y a Europa.
Pero un acuerdo con Beijing tendría un mayor impacto inmediato para los agricultores. De acuerdo con funcionarios es probable que China acepte grandes compras de productos de EU, como parte de cualquier acuerdo. Eso no solo volvería a abrir el mercado chino a los agricultores de EU, sino que también mejoraría los términos en comparación con los acuerdos anteriores.
Sarah Lande, expresidenta y directora ejecutiva de la Organización de los Estados Hermanos de Iowa, dice que los agricultores republicanos en el estado le dan al presidente el beneficio de la duda. “Ellos creen que Trump va a mejorar las cosas con Xi, aunque a corto plazo podrían empeorar”, dice Lande. "No pierden la esperanza en él”.
Al cierre de esta edición los representantes de EU y China continuaban con las negociaciones en Washington para un acuerdo comercial.