Conseguir que el crecimiento de los negocios se haga sin agotar ni contaminar los recursos naturales es factible. Sin embargo, estas metas —que están plasmadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2015 (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), firmados por México— “no se logran de la noche a la mañana”. Por el contrario, requieren de un trabajo organizado y de largo plazo entre empresas, gobiernos nacionales y locales, así como de la sociedad, dicen Cynthia Valdés, directora del área de Desarrollo Social y Económico del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México, y Joel Narváez, experto del PNUD en temas de cadenas de valor.
Un caso exitoso y que sirve de ejemplo para México por sus similitudes culturales, es la brasileña Natura, fabricante de cosméticos y líder de este segmento en América Latina. Desde el año 2000, la empresa puso en marcha el programa Selva en Pie, a través del cual ha desarrollado en la selva del Amazonas una cadena de proveedores de insumos.
Actualmente, 4,000 familias de 34 comunidades rurales están incorporadas a este programa. Su trabajo es proveer materias primas como castaña, cumaru, maracuyá, murumuru, patauá, pitanga, ucuuba y andiroba (todos ellos frutos de plantas), para la fabricación de artículos como jabones, champús, cremas humectantes y perfumes, principalmente de la línea Ekos, explica Griscelda Ramos, directora de Sustentabilidad de Natura México. El programa involucra la conservación de 257,000 hectáreas de selva.
En el caso de México, un ejemplo es Grupo Toks —una de las cinco principales cadenas de restaurantes en el país—, que también estableció una red de proveeduría de productos alimenticios y no alimenticios en 85 comunidades rurales de 13 estados.
Gustavo Pérez, director de Responsabilidad Social de Toks, comenta en entrevista que el programa de proveeduría empezó en 2003 y que en estos 16 años de vigencia, la empresa ha ofrecido en sus restaurantes mermelada de fresa hecha en Guanajuato, miel de indígenas amuzgos de Guerrero y mole de Oaxaca, además de las artesanías de indígenas rarámuris de Chihuahua que se obsequian el 10 de mayo, entre otros bienes tradicionales.
Un problema de aislamiento
Llegar a este grado de integración entre empresas grandes y pequeños productores fortalece el mercado interno, genera empleos y permite romper el aislamiento, que es una de las limitantes para las pequeñas y medianas empresas (Pymes), coinciden Cynthia Valdés y Joel Narváez, especialistas del PNUD.
Entre 98% y 99% de la planta productiva del país se compone de Pymes, que generan 73% del empleo y aportan 52% del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, los pequeños negocios —urbanos y rurales— tienen una expectativa de vida de dos años, según los expertos. “El principal problema de estas empresas no es su tamaño, sino su aislamiento; y una manera de romperlo es incorporarlas a las cadenas de valor”, dice Joel Narváez.
Los pequeños emprendedores fracasan “porque no producen cosas adecuadas para el mercado o no tienen financiamiento ni capacitación para competir (…) En otras palabras, si las Pymes cuentan con herramientas y métodos para adaptarse a las necesidades de empresas más grandes, tienen más probabilidades de sobrevivir y crecer”, añade Valdés.
La calidad no es negociable
El programa Selva en Pie de Natura consiste en un proceso sistematizado que implica entablar convenios con las comunidades, apoyar a los productores para conformar cooperativas —que reciben consejos de la comunidad— y darles la libertad de realizar los cultivos de manera tradicional.
Los contratos son a tres años y la empresa no compra más allá de 30% o 40% de la cosecha, para que los productores no se hagan dependientes de un único cliente, por lo que tienen la opción de colaborar con otras compañías tractoras (es decir, las grandes empresas que incluyen a Pymes en su cadena de valor).
Griscelda Ramos explica que Natura también ofrece capacitación para que los productores conozcan buenas prácticas de producción, desarrollo organizacional y medidas adecuadas de salud y seguridad en el trabajo, entre otros apoyos. Hasta 2017, 18% de las materias primas empleadas por Natura para sus productos provenía de la zona amazónica, pero la meta para 2020 es llegar a 30%.
Actualmente, la empresa produce en México parte de los artículos que distribuye en el país con el apoyo de proveedores manufactureros, pero todavía sin contratar a productores rurales.
En Toks, el proceso de creación de proveedores tarda alrededor de tres años. Gustavo Pérez comenta que la empresa identifica a los candidatos mediante búsqueda directa en las zonas productoras, ferias comerciales regionales o por el contacto directo de los interesados. A la fecha, la cadena de restaurantes tiene incorporados a 13,000 productores.
Una vez que llegan a un acuerdo, Toks otorga apoyo a los productores de las comunidades para formalizarse, registrarse como contribuyentes, constituir sus negocios de manera legal, así como para dirigirlos profesionalmente con asesoría administrativa y contable. Pero como el ejecutivo dice, lo más importante para entablar una relación de trabajo es la calidad. “No importa tanto la cantidad, la calidad no es negociable”.
Empoderamiento y cuidado ambiental
Al hablar sobre los resultados del programa de Toks para apoyar a proveedores, Gustavo Pérez refiere que las comunidades logran obtener una fuente de ingresos constante, pero también adquieren un trato de iguales, debido a que se convierten en socios de la empresa.
Por su parte, los productores ganan autoestima y empoderamiento, como las 24 mujeres de Ayoquezco, Oaxaca, que ahora son suministradoras de chocolate.
Otra ganancia se refleja en el medio ambiente. Por ejemplo, los indígenas amuzgos de Guerrero que producen miel han plantado 80,000 árboles para reforestar la montaña, ya que sin vegetación no hay abejas y por tanto la producción de miel se compromete.
Toks ha ganado diversos premios por su programa de proveedores y uno de los más recientes fue el UN Global Compact SDG Pioneers 2017, que reconoce a los líderes en atender los ODS. En tanto, el trabajo de Natura con comunidades de la selva del Amazonas está organizado de tal forma que la empresa instauró diferentes sistemas de gestión detallados, que le permiten llevar registros precisos de las familias participantes.
Como resultado de dichos registros, Natura recibió en 2018 el sello UEBT (de la organización Union for Ethical Biotr de o Unión para el Biocomercio Ético) para la marca Ekos, sello que certifica el uso de insumos de origen sustentable y una relación ética con las comunidades proveedoras de la Amazonia.
En general, las operaciones de Natura muestran una mejoría en la reducción de su huella ecológica. Según el reporte financiero 2017, el valor monetario del impacto ambiental del proceso de producción, comercialización y destino final —como proporción de los ingresos netos— pasó de 8.6% en 2013 a 6.9% en 2017.
