Finalmente, después de que en el Senado los morenistas y sus aliados no pudieron juntar los votos necesarios para aprobar la reforma educativa en abril, la semana pasada se aplicaron y en fast track lo hicieron tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara alta, prácticamente en los mismos términos en los que salió la primera vez de San Lázaro.
Esa aprobación, sin embargo, no desactivó la oposición de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que ya anunció paros y protestas magisteriales para este miércoles 15 de mayo en las conmemoraciones del día del maestro.
Eso quiere decir que al igual que el Memorándum del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que le provocó muchas críticas por invadir competencias del Poder Legislativo y el Judicial al ordenar dejar sin efectos la Reforma Educativa del Gobierno del prisita Enrique Peña Nieto, la reforma educativa no dejó satisfechos a los dirigentes de la CNTE que ya dijeron estar en contra de los términos en los que fue aprobada la nueva Ley.
No les bastó la desaparición del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) para que la permanencia de los maestros no estuviera ligada a las evaluaciones, ni que se dé prioridad a la contratación de egresados de las escuelas normales para las nuevas plazas magisteriales. Aunque esta cláusula les abre la puerta para volver a controlar las nóminas, su postura es que la reforma de AMLO es una continuación de la que ellos denominan “la mal llamada reforma educativa” de Peña Nieto.
Por eso López Obrador tendrá una prueba esta semana cuando se le vuelva a presentar, con las protestas en el Día del Maestro, la disyuntiva, de si se doblará o no a las presiones y chantajes de quienes fueron sus aliados electorales.
Para las y los diputados del PAN que fueron los únicos que votaron en contra, la reforma educativa fue hecha a la medida de la CNTE, por eso el reto del autollamado Gobierno de la cuarta transformación será demostrar que en la implementación de la nueva reforma no hay esta rendición que se le reclama, incluso ante el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) cuya dirigencia está buscando recuperar por todos los medios Elba Esther Gordillo, quien aún presa en el pasado sexenio, se convirtió también en aliada electoral de López Obrador.
Habrá pues que estar atentos a las demandas y exigencias que hará la CNTE y el músculo que pruebe con sus paros y movilizaciones, y si el Gobierno de AMLO sostiene que las plazas magisteriales y la nómina quedarán bajo el completo control de la Secretaría de Hacienda y de la SEP, y que nunca volveran a ser controladas por ninguna organización sindical, que es lo que en el fondo busca este sector radical del magisterio nacional. Veremos.
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