El 2018 fue un año paradójico para el sector asegurador debido a menores pérdidas por catástrofes de gran magnitud, pero con impactos crecientes en los llamados riesgos secundarios.
“Los riesgos secundarios pueden ser eventos independientes de tamaño pequeño a mediano, o efectos secundarios de un riesgo principal. Los daños asociados a estos han aumentado debido al rápido desarrollo en áreas expuestas a condiciones climáticas severas”, advirtió un estudio de Swiss Re.
La experiencia de catástrofes y siniestros en 2018 reafirmaron que el impacto de los daños originados por riesgos secundarios son importantes.
Según Fernando Casanova, economista senior de Swiss Re, los daños económicos totales provocados por catástrofes y siniestros en 2018 ascendieron a 165 mil millones de dólares. Los seguros cubrieron 85 mil millones de dólares de dichos daños, el cuarto pago más alto en un año realizado por el sector, y por encima del promedio anual de los 10 años anteriores de 71 mil millones de dólares.
“Una de las grandes lecciones que se aprendieron del año pasado, fue a no subestimar lo que son los riesgos secundarios, como vimos son de alta frecuencia pero de menor severidad, y pueden llegar a equivaler en incidencia a lo que son los riesgos primarios”, agregó.
“Esta situación pone de relieve lo que son los riesgos secundarios, y puede que hasta cierto nivel tengan que ser revaluados”, dijo.
De acuerdo con la firma, esta tendencia continuará dada la constante urbanización, el aumento de la concentración de activos en áreas expuestas y las previsiones de cambio climático a largo plazo.