Barata declaró haberle entregado coimas a Alejandro Toledo y está la ruta del dinero. Ollanta Humala, recibió la ‘rica miel’ brasileña en su casa, con PPK hay contratos y abundante documentación, lo mismo con Susana Villarán. No existen cuentas ni testimonios de que Alan García recibió dinero de Odebrecht. El día que aparezca una prueba –habría que ser necio–, la evidencia hablará por sí sola.
Hasta el momento tenemos un tinglado de baja estofa. Por ejemplo: Maiman, “el dueño de Toledo”, según Barata, le dice a García que el “cholo sano y sagrado” recibió coima de Odebrecht. Rapidito García manda al secretario de la presidencia, Luis Nava, a pedir billete a los brasileros. Los cercanos a García afirman que Maiman y el buen Adam Pollak quisieron acercarse al expresidente y este, fiel a su estilo, mando a decirles que “vayan a Cabana”.
Miguel Atala, que estaba en quiebra, fue extorsionado por la Fiscalía, para sacar a su hijo de prisión, implicando a Alan García. Se colgó cobardemente del muerto. Declaró que le dio un ‘palo y medio’ de su plata porque su cuenta estaba bloqueada. Fueron cincuenta entregas y solo tiene tres ingresos a Palacio. Además, Atala dijo que temía a las represalias de la “fuerza de choque aprista”
El fiscal Perez, dueño del caso y de la persecución al muerto, agarra esa flor. Surge el burdo psicosocial: los cuatro gatos apristas tienen una pandilla que mata y amenaza. Ridículo pero ese magistrado envió a la fiscalía del Crimen Organizado a identificar a los integrantes de la violenta gavilla, dando por hecho la existencia de la fuerza de choque.
Es evidente que Perez hace política, arenga, le enmienda la plana al Presidente, inventa y se le ve desbocado. Nunca vimos tanta potestad concentrada en una persona. Aunque afirman, que detrás de él y de la Fiscalía de la Nación hay otro poder.
Pérez otorga beneficios a Atala por delatar a un difunto, cuando la colaboración busca encontrar pruebas para impedir se repita el delito o encausar al responsable. Un crimen jurídico. El psicosocial es burdo, tanto como el de los narcoindultos, pero desacredita al muerto. El exmandatario es presentado como un tremendo caco, sin probanza ni verificación.
Nadie quiebra la sólida cadena: gobierno, fiscalía, IDL, medios. La injerencia política en la Fiscalía es evidente. El apresurado retorno de Vizcarra desde Brasil para defender a sus fiscales fue ominoso. El presidente, el Premier nos bombardean con que la lucha contra la corrupción es su prioridad cuando esta la corresponde al Poder Judicial.
Ayer salieron de prisión los asesores de Fuerabamba, hay audios clarísimos, pero el Ejecutivo ofreció esta liberación. Y afirman que no hay mangoneo en el Poder Judicial. Acá hay algo más. El Premier habló de un nuevo Perú para el bicentenario.
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