Para la popularización del coche eléctrico en España se necesitaría multiplicar por más de 90 el número de puntos de recarga públicos con respecto a los existentes en 2015, según se estima en un informe elaborado por Esade y la Fundación Caja de Ingenieros.
A tenor de este planteamiento, de los 1.700 puntos de recarga activos en 2015 habría que pasar a 145.000 en el año 2030. El estudio señala que la adopción del vehículo eléctrico es una medida «atractiva», pero recuerda que «presenta desafíos».
Entre estos últimos destaca la huella de carbono producida, aunque en menor medida, por los coches eléctricos; el «alto nivel» de emisiones que se deriva de su fabricación, el impacto energético que implica su carga eléctrica y el impacto social y ambiental que entraña la extracción de los minerales necesarios para su fabricación.
El informe reconoce que el vehículo eléctrico cuenta actualmente con una presencia «mínima» en España, con menos del 1 % del total del parque de turismos nacional.
Lo achaca principalmente a la falta de una infraestructura de recarga adecuada y a la existencia de precios poco competitivos para los compradores.
Para el autor del informe y profesor de Esade, Daniel Arenas, uno de los mayores retos es potenciar la compra del vehículo eléctrico, que «debería representar» el 35% de las compras para el año 2030.
Califica los programas de incentivos para la compra del coche eléctrico como «poco efectivos hasta el momento» por las cuantías limitadas, y opina que es «importante» que estas ayudas se concentren en modelos eléctricos más pequeños.
El estudio recalca que los vehículos a gas natural, de emisiones muy altas, sean excluidos de programas de promoción de las energías alternativas.
