Los estafadores tienen los días contados. El año pasado las aseguradoras detectaron un total de 175.777 intentos de fraude en España, lo que se traduce en 20 casos a la hora. Gracias a las investigaciones, las entidades ahorran a sus clientes 48 euros por cada euro dedicado a parar los fraudes. Las aseguradoras cada vez están más pendientes de los pequeños detalles a la hora de detectar posibles fraudes, tanto es así que hasta hay un concurso en el que se premian las mejores investigaciones, dignas de un guion de Hollywood. Nueve casos de AXA, Fiact, Mapfre, Mutua Madrileña, Pelayo y Reale Seguros fueron premiados en los “Oscars” del fraude, organizados por la Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras (ICEA).
“Una mujer 'en coma' a cuerpo de reina en Inglaterra” - Personales. 1º Premio
Una mujer venezolana contrata un seguro de vida con garantías de fallecimiento e invalidez absoluta. En 2009, sufre un accidente de tráfico que le produce diversas lesiones en el cuello, el brazo y la espalda. Un año más tarde padece otro accidente y solicita un posible síndrome de fatiga crónica y fibromialgia. A principios de 2011, declara tener alteraciones de la atención con deterioro cognitivo grave y, en 2014, recibe la invalidez por sus dolores que le permite acceder a la indemnización del seguro. La investigación revisa todos los informes médicos y sospecha que la mujer haya estado fingiendo durante los últimos años.
La aseguradora decide contratar un detective y descubre que la pareja ya no reside en España, sino que se ha mudado a Cambridge (Reino Unido). La investigación se traslada a la localidad británica y se comprueba que la mujer hace vida normal, visita centros comerciales, realiza gestiones en bancos y es capaz de hablar en inglés con fluidez. En paralelo se confirma que había contratado numerosas pólizas de vida. La asegurada se vuelve a someter a pruebas médicas, está vez realizadas por especialistas en medicina legal, y los resultados que obtiene hubieran sido realmente alarmantes, de no ser porque fingió su dolor: no eran propios de alguien con deterioro cognitivo grave, sino de una persona en coma. Actualmente, se está tramitando un procedimiento penal contra la asegurada por posible delito de estafa.
“¿Quién roba un coche desguazado?” - Automóviles. 1º Premio
Un cliente denuncia el robo de su vehículo en Alicante. El asegurado aparenta normalidad, pero un hecho levanta las sospechas de la entidad: el coche lleva apenas tres meses asegurado y el cliente ya había tenido varios siniestros. En ese momento comienza la investigación y se descubre que el vehículo, un modelo muy nuevo y de alto valor, había sido adquirido en un desguace, donde había ido a parar tras una salida de la carretera. Tras quedar siniestrado, una mujer compró los restos por un bajo importe y se los revendió al asegurado por 17.000 euros.
La entidad no logra averiguar por qué el coche acabó en un desguace, pero un taller aporta fotos que demuestran que el vehículo estaba inservible. El asegurado intenta disipar las dudas con documentos que prueban que el coche estaba operativo, como una multa por aparcar en zona azul o el resguardo de un aparcamiento, pero la versión del cliente se desmorona al entregar una factura del cambio de aceite. Tras analizar el vehículo, se comprueba que había realizado 5.503 kilómetros, lo que no concuerda con el ticket del taller, en el que consta que el coche tenía 18.300 kilómetros.
“Aceite hirviendo” - Patrimoniales. 1º Premio
Una persona pasea por una feria cuando la mala suerte hace que resbale frente a un puesto de churro. Para evitar la caída, se agarra una freidora llena de aceite hirviendo, un acto reflejo que le provoca quemaduras en buena parte de su cuerpo, por lo que decide demandar al seguro de la churrería una indemnización por responsabilidad civil. La aseguradora abre una investigación y descubre que esta persona trabaja en un puesto de la misma feria que sirve pulpo, propiedad de la hermana del churrero. Además, la entidad sospecha del motivo por el que el lesionado se encontraba en la feria a las seis de la mañana, una hora más propia para servir churros que para preparar raciones de pulpo.
El reclamante pierde el control de la situación, si es que lo tuvo en algún momento, porque llegó a dar hasta cinco versiones del accidente. El informe confirma que el puesto de churros se encontraba en perfectas condiciones materiales. Más tarde, una reconstrucción de los hechos demuestra que era imposible que el contenido de la freidora saltara hacia el exterior, por lo que las lesiones sólo podrían haber sido producidas desde dentro del puesto de churros. La investigación concluye que se trata de un accidente laboral y no de un siniestro de responsabilidad civil frente a terceros.