A dos semanas de que Andrés Manuel López Obrador diera a conocer las estaciones de servicio que venden más cara la gasolina en México, empresarios y expertos aseguran que los precios del hidrocarburo no pueden bajar por decreto, porque existen al menos cuatro condiciones que no lo permiten.
Pese a que la reforma energética abrió el monopolio de Pemex en la venta de gasolinas, a más de dos años de esa apertura, aún no hay suficientes gasolineras de empresas privadas como para incidir en una baja de precios.
En México existen cerca de 12 mil 837 estaciones, nueve por ciento más que las reportados por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) a finales de 2017, sin embargo, apenas dos mil 907 son de marcas diferentes a Pemex, como Shell, Petro-7, Oxxo Gas, Chevron y Exxon Mobil.
“La competencia ahora (más que en precios) está en posicionamiento en la calidad del servicio que ofrecen, programas de lealtad y generar beneficios importantes para los consumidores”, destacó Pablo Zárate, director de Pulso Energético.
Especialistas y gasolineros coincidieron que hay cuatro motivos que empujan a los comercializadores del carburante a subir el precio: falta de infraestructura para importar y transportar el energético, que Pemex es casi el único proveedor del mismo, los impuestos aplicados por el Gobierno y el incremento en el precio del petróleo en el mercado mundial.
“Consideramos que los instrumentos disponibles para informar al público la ubicación y los precios de la gasolina y el diésel son de gran utilidad para transparentar al mercado, pero es conveniente que se incluyan otras variables”, aseguró Roberto Díaz de León, presidente de Onexpo.
Detalló que el costo de la molécula, logística y distribución tienen un peso aproximado entre 60 y 65 por ciento en el precio final; mientras que los impuestos entre 25 y 30 por ciento; eso les deja un margen de utilidad, que asciende hasta un 10 por ciento del total, mismo que se divide entre el comercializador y el distribuidor.
Zárate refirió que es importantes desarrollar mayor infraestructura y transporte de combustibles, que permita a las nuevas marcas de estaciones de servicio tener un menor costo logístico y con ello ofrecer el mejor precio a los consumidores.
“Esto también permitirá diversificar la proveeduría de las gasolineras al incrementar la capacidad de importación de privados, pues la mayoría (más de 95 por ciento) sigue comprando a Pemex su producto”, dijo.
José Refugio Muñoz, vicepresidente ejecutivo de la Canacar, indicó que también los impuestos a la gasolina influyen en el precio final.
