La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento
El viernes pasado, un grupo reducido tuvimos oportunidad de sondear parte de la ruta diseñada por una mente calenturienta.
Una mente que acaso alguien piense que se ha podido ver afectada en los últimos meses por pequeñas descargas eléctricas de su e-bike.
Nota. Comprobar si se publican estudios en este sentido.
No pudimos completar la ruta en el primer intento por problemas mecánicos, pero hubo consenso para trasladarla al domingo y así, hoy se apuntan:
Andrés, Ángel, Eva, Fernando, Forlán, Juan Carlos, Luis Ángel, Patrick, Víctor y Alfonso.
Todos acuden, como siempre, dispuestos a afrontar la ruta propuesta, sea la que sea. Pero a los que repiten puede que además se les añada curiosidad por saber cómo finalizará lo que tan buen comienzo tuvo.
Desde San Rafael, en busca del camino de los Pastores y después alejándonos del antiguo Preventorio el grupo pedalea con buen ánimo. Apenas afrontamos un primer repecho.
La mañana está más fresca que en días anteriores, la lluvia parece haberse alejado de estos contornos y aunque el viento sí se deja notar, pronto lo evitaremos al adentrarnos en pinares y robledales por entornos que ya nos son muy conocidos.
La Casa de las Lanchas, antigua casa forestal de la que ya queda poco en pie, queda a nuestra derecha y rodamos por senderos que quedan ocultos bajo montones de hojas secas. Aún no hemos parado salvo para hacer unas fotos y no nos detendremos al pasar junta a la hermosa Fuente de las Barrancas. Seguimos adelante.
Avanzamos paralelos y por encima de la pista forestal, (El Espinar-San Rafael) aunque ya nos hemos hecho notar para los perros que esperan dueño en El Refugioy que comienzan a ladrar.
Un fuerte repecho, que nos conduce al Prado Goyato ya nos da pista de lo que nos aguarda más adelante, una vez que vadeamos el Arroyo Goyato. En este instante, puede que alguno piense que es víctima de una encerrona, que tal vez hubiera sido mejor quedarse en casa… pero ver a los compañeros seguir adelante infunde fuerzas a todos.
Son tres o cuatro tramos cortos pero muy duros, con zonas pedregosas, con zonas blandas e incluso embarradas, que te van exprimiendo las fuerzas. Cruzarte con el Camino del Ingeniero es señal de que tu padecimiento ha finalizado… por ahora.
Recorremos el SENDERO por excelencia, que hoy encontramos en perfectas condiciones y en su punto justo de humedad. El ritmo se aviva tras haber recuperado las pulsaciones después del esfuerzo y disfrutamos de cada metro recorrido.
Superamos el Arroyo Gargantilla y el sendero se complica en algunos pasos, pero ya cada vez sorprende menos ver la habilidad de todos.
Antes de emprender descenso hacia el Arroyo Mayor nos detenemos para tomar algo de fruta, barritas o frutos secos. Es la única parada “oficial” que hemos realizado y hoy las fotos son complicadas de realizar para no perder el ritmo.
Recortamos el ascenso hacia el mirador de la Peña del Águila girando a la izquierda por la Cañada Real Leonesa que conocemos en estos tramos como “los toboganes”. El primer tramo duro cae con facilidad y vamos en busca del siguiente que también se supera aunque con más esfuerzo y cuando las fuerzas ya se resienten.
Por la derecha aparece una “pared” que nos llevaría hasta el Collado Lagasca. Intentar el ascenso de sus tres tramos durísimos hoy no se ha contemplado pero ante el desafío entre bromas y veras nadie se asusta y son Eva y Juan los que se deciden a “trepar” el primer tramo. ¡Increíble, todos arriba!... para hacernos una foto con las caras llenas de satisfacción.
Vuelta atrás y camino de fácil rodar hasta el Arroyo Lagasca, donde cogeremos un formidable descenso trialero que no todos conocían y que nos lleva a cruzar la Nacional VI bajo el Puente del Umbrión.
Todavía nos atreveremos a coger la “alfonsina” hasta tomar el camino del agua hacia la fuente y la casilla del Peón Caminero y descender por el arrastradero de Los Portillos.
Llevamos pocos kilómetros en las piernas, pero de una dureza acumulada que ya se deja notar y el cielo se encapota rápidamente anunciando lluvia. Nadie pone reparos a tomar el camino de regreso.
Los coches se acumulan en la travesía de San Rafael de regreso a Madrid, pero aún nos tomaremos con calma una cervecita. La ruta ha sido dura, muy dura, pero parece que no ha disgustado a nadie a juzgar por el cruce sincero de abrazos y la sonrisa de todos.
