Óscar, de 11 años, cursa sexto de Primaria a caballo entre su clase y un centro de educación especial en Torrent (Valencia)
La ilusión de Óscar, de 11 años y diagnosticado de Trastorno del Espectro Autista (TEA), es ser programador de videojuegos y, si puede, ir a la universidad, pero, de momento, su caballo de batalla es integrarse en el colegio público de Torrent. Allí va dos días a clase mientras los tres siguientes asiste a un centro de educación especial que no ha sido satisfactorio para el menor, sostiene su padre, Juan Diego Rodríguez, que llevó el caso a los tribunales. El juzgado acaba de sentenciar y obliga a la Generalitat a escolarizar al niño en un colegio ordinario.