- Los vecinos del barrio sevillano de la Carretera de Su Eminencia, el barrio del arrestado en Marruecos por planear supuestamente un atentado terrorista en Semana Santa en Sevilla, vivieron un Miércoles Santo más agitado de lo habitual. En declaraciones a los medios de comunicación, destacaron tras conocer la noticia que el joven actuaba como «un chaval normal y corriente» y que se le veía habitualmente aparcando su coche y saludando cordialmente a la gente. El presunto yihadista residía en el barrio desde que tenía casi tres años.
Una amiga de la familia del detenido indicó, en declaraciones a Ep, que el joven había viajado recientemente a Marruecos, junto a sus padres y sus tres hermanas, con quienes residía en la vivienda, para «visitar a su abuela» afectada por una dolencia cardíaca. Mostró su sorpresa tras señalar que tanto el detenido como su familia «son buenas personas» y que si se hubiera enterado de que tenía relación con el yihadismo, «sería la primera en avisar a la Policía». Los vecinos lo vieron por última vez hace unos diez días.
El joven estudió en un instituto de Padre Pío y Palmete y actualmente es alumno de la Universidad de Sevilla, donde cursa el grado en Estudios Árabes e Islámicos. También había sido admitido en un programa de cuidado de ancianos que promueve el propio centro. Según informó Efe, pidió a los profesores poder faltar los viernes a clase para acudir a los rezos de la mezquita, que se celebran habitualmente a las 13.00 horas. Tal y como afirma Ep, uno de sus familiares estaría al frente de la mezquita del barrio de Su Eminencia.
Z. E. B. vivía en una zona obrera, humilde pero no degradada, de Sevilla, con un alto porcentaje de población inmigrante, sobre todo marroquí. El paisaje se dibuja con casas bajas y calles estrechas alejadas del centro. Su domicilio tiene entrada desde la calle tras atravesar un patio, un balcón en la primera planta, una azotea y un cartel que anuncia que tiene contratado un servicio de seguridad. Tras el registro, las ventanas y el balcón permanecían cerradas y la luz de la calle, encendida.
