El Gobierno de Estados Unidos ha anunciado este 17 de abril nuevas medidas que arrecian la agresión contra Cuba y recrudecen la guerra económica, financiera y comercial que sucesivas administraciones imperiales han sostenido, en mayor o menor grado, desde el Triunfo mismo de la Revolución Cubana. Es la continuidad de la política de odio e irracionalidad que los sectores más agresivos y beligerantes del stablishment estadounidense han blandido permanentemente en su relación con Cuba. Es la prolongación del deseo ancestral, esbozado por John Quincy Adams, de apoderarse de la fruta madura que se avistaba a pocas millas al sur del naciente imperio.