El lunes pasado la CONAPRED mostró los resultados de la Encuesta Nacional de Información sobe Discriminación (enadis). Se trata de un estudio innedito, que si bien es la tercera vez que se presenta, en esta ocasión suma la colaboración del INEGI, CONACYT, CNDH y UNAM. La encuesta se levantó con información de más de 39 mil viviendas de todo el país.
Con los resultados de esta enadis es posible observar claramente el nexo entre la discriminación y las desigualdades. Las preguntas no solo permitieron documentar prejuicios, actitudes y percepciones, también ahondaron sobre la manera en que estos fenómenos se han traducido en la negación de derechos, así como en brechas medibles y concretas. Como muestran los datos, pertenecer a un grupo discriminado genera maltrato y sanción social, pero además define las posibilidades que cualquier persona tiene de desarrollarse en la escuela, la familia, el trabajo o cómo es tratada en servicios de salud. Los resultados de la enadis son un duro testimonio de que la discriminación en México es un problema estructural que alimenta las asimetrías sociales.
En palabras de la presidenta de CONAPRED, sin tomar en cuenta la realidad que existe en México de discriminación, no es posible avanzar exitosamante en el combate a la pobreza, la exclusión y la desigualdad.
Tenemos una sociedad totalmente resignada a que el maltrato y la discriminación son parte cotidiana de nuestro DNA social
Entre los datos que arroja la encuesta, la población que declaró haber sido discriminada por al menos un motivo en el último año, 53.8 por ciento indicó que se debió a su apariencia física, que incluye la forma de vestir, el peso o la estatura y el tono de piel. Los siguientes motivos más reportados son las creencias religiosas (28.7%), la edad (26.4%) y la manera de hablar (21.9%).
Sin embrago, los actos discriminatorios no son denunciados. Del total de personas de 18 años y más que fueron víctimas de la privación de al menos un derecho en los últimos cinco años, solo una de cada 10 lo denunció ante una autoridad o institución de apoyo. Es decir, tenemos una sociedad totalmente resignada a que el maltrato y la discriminación son parte cotidiana de nuestro DNA social. Es tarea de todos cambiar esta dura realidad.