Standard and Poor's ha decidido este viernes mantener la calificación de España en notable bajo (A-) con perspectiva positiva por sus dudas de que tras las próximas elecciones generales del 28 de abril vaya a salir un Gobierno con un mandato efectivo, debido a la fragmentación política.
En su informe, la agencia de calificación de riesgo ve improbable que en estas circunstancias se puedan acometer en el corto plazo las reformas estructurales que considera que necesita la economía española para afrontar desafíos como la elevada tasa de paro o el déficit de la Seguridad Social.
No obstante, la agencia asegura que el comportamiento de la economía española sigue siendo bueno, ante lo que prevé que el crecimiento sea del 2,2 % este año -igual que el Gobierno- y augura que el avance del PIB se mantendrá por encima de la media de la zona del euro hasta 2021.
En un comunicado tras la publicación del informe de S&P, el Ministerio de Economía ha destacado que la agencia hace hincapié en que el crecimiento de la economía española es equilibrado, con una demanda interna fuerte sustentada por el consumo privado y con una sólida actividad financiera.
La agencia destaca en su informe que la fragmentación política no está provocando la desaceleración de la economía ni del aumento del empleo y explica que el avance del PIB se frenará por el menor crecimiento de los mercados a los que exporta España.
Además, se muestra convencida de que no se derogarán las reformas estructurales llevadas a cabo en el pasado, ya que en ese caso las previsiones económicas para España y su solvencia se verían dañadas.
Augura que la economía española se mantendrá por encima de la media de la eurozona en los próximos tres ejercicios, incluso en términos del crecimiento del PIB per cápita.
Incide en que la perspectiva positiva implica que pueda haber una revisión de la calificación al alza en los próximos doce meses si el proceso de consolidación fiscal cumple con las expectativas de S&P o si la reducción de la deuda externa neta se hace más rápido de lo esperado.
Una menor tensión política en Cataluña contribuiría también a la mejora de la nota, según el informe.
En sentido contrario, avisa de que existe el riesgo de que la perspectiva para España retroceda de positiva a estable si el conflicto catalán se recrudece y daña la confianza empresarial o la actividad, si la economía se debilita en mayor medida a lo anticipado o si la deuda pública vuelve a subir por encima del nivel del 100 % del PIB.
Aunque la tasa de desempleo en España (14,4 % al cierre de 2018) sigue siendo la segunda más alta en Europa, solo por detrás de la de Grecia, S&P prevé que las oportunidades de empleo sigan aumentando, si bien recuerda que una parte importante del empleo es temporal y que la reciente subida del salario mínimo a 900 euros mensuales podría influir negativamente en la contratación.
A la espera de datos oficiales, la agencia calcula que el déficit público cerró 2018 en el 2,7 % del PIB, en línea con la previsión del Gobierno, en tanto que para este año espera que solo se reduzca al 2,2 % debido a la ausencia de presupuestos y a la subida de las pensiones y los salarios públicos.