Al-Qaeda Central (AQC), que dirige Ayman Al Zawahiri, emitió ayer un comunicado en el que pretende marcar diferencias con Daesh a la hora de vengar el atentado contra las mezquitas en Nueva Zelanda. De hecho, ordena que se evite por todos los medios atacar templos religiosos con el fin de demostrar que el Islam es una religión en la que se respeta a otras monoteístas; y, sobre todo, la moral y la ética.
Por su parte, Daesh, en el número 174 de su semanario “Naba”, destinado a sus combatientes, critica las meras condenas de dicho atentado sin llama a represalias efectivas. “El colmo; golpearse y llorar por las desgracias de los musulmanes; quejarse y guardar silencio; denuncias, denuncias y análisis; pasar el tiempo recogiendo datos...”, critican. Por ello, ordenan a los mouyaidines (combatientes) que den una respuesta, que los “cruzados” “paguen un precio en sus templos mientras realizan los rituales de su incredulidad”.
“Muchos de estos países son endémicos de su poder y, desafortunadamente, buscan tranquilizar a sus gobiernos (...) para traer sus propios intereses mundanos. Pero a pesar de la ignorancia, temen que los soldados ofensores inicien cualquier ataque contra ellos”, advierten.
“Es una tontería --subrayan-- pensar que el Estado Islámico está esperando un ataque de ese tipo contra las mezquitas musulmanas para incitar la lucha” contra los cruzados”. “Pueden dañar a los musulmanes, siempre que carezcan de fe y seguridad. Entonces, ¿cómo pueden ser tratados en el Islam? Lo que han hecho aumenta su culpabilidad y acrecienta su crimen, que requiere un aumento de la lucha”, añaden.
“La guerra de los cruzados (cristianos) contra los musulmanes no comenzó con uno de sus súbditos atacando mezquitas. Ahí están los crímenes de la alianza militar cruzada, que sigue inquebrantable”, recuerdan. “Las operaciones de los muyahidines en los países cruzados también pretenden disuadir a sus ejércitos de dañar a los musulmanes”, concluyen.