Mientras trata de perfilar una estrategia para conseguir aprobar la próxima semana su acuerdo del Brexit con el aire que le ha proporcionado Bruselas, Theresa May oye cómo se afilan cuchillos detrás de ella. Desde los escaños ocupados por los miembros de su partido más euroescépticos nunca se ha ocultado el deseo de hacer caer a la líder conservadora y las críticas han arreciado en las últimas horas tras conseguir May esa prórroga.
Sin embargo, no pudieron con ella en la moción de confianza que plantearon en diciembre y de la que May salió victoriosa. Un año de inmunidad interna para la primera ministra que, sin embargo, no ha evitado que entre los más «brexiters» se siga preparando la carrera para la sucesión de una «premier» que cada vez está más debilitada y acumula papeletas para acabar más pronto que tarde su mandato.
Con el Brexit aún muy enmarañado, los principales aspirantes a suceder a May buscan financiación para una posible lucha interna «tory» en próximas semanas o meses. El principal candidato es el gran archienemigo de la jefa conservadora, el exministro de Exteriores Boris Johnson. Siempre crítico con cualquier decisión de May desde que dejó el Ejecutivo el pasado verano, el también exalcalde de Londres y uno de los líderes de los euroescépticos conservadores ha recaudado más dinero que nadie en el partido y se sigue postulando como primera opción, al menos sobre el papel.
Casi 160.000 euros para el exministro
Los libros de cuentas de los diputados británicos se pueden consultar libremente y están disponibles para cualquiera que quiera acceder a ellos y así es como se ha descubierto que Johnson ha recibido casi 140.000 libras (160.000 euros) en donaciones desde finales del año pasado. Las últimas 15.000 libras proceden del empresario proBrexit Anthony Bamford, dueño de JCB, fabricante de excavadoras.
Solo el mes pasado, Johnson recibió 31.000 libras de donantes que apuestan por él como nuevo jefe de los «tories». En enero Bamford le entregó 10.000 libras tres días antes de que diese un discurso en la sede de la empresa en Staffordshire, durante el cual Johnson elogió en repetidas ocasiones la labor del empresario.
Además, aceptó otras 36.000 libras de Johan Christofferson, copropietario de un fondo de inversión con sede en Nueva York.
Johnson no es el único postulado a suceder a May y otros nombres atraen a los donantes. Entre ellos, dos de sus ministros, la proeuropea ministra de Trabajo, Amber Rudd, y uno de los estandartes del Brexit, el ministro de Medio Ambiente, Michael Gove. Rudd aceptó 7.500 libras de un ejecutivo de un fondo de capital privado y Gove, 3.000 libras de una consultoría londinense.
El otro gran candidato es el exministro del Brexit Dominic Raab, entre los más críticos con May desde que dejó el Gobierno y que ya ha recaudado casi 60.000 libras en los últimos meses. A su nombre, aunque él no aparece en ella, ya hay una campaña semioficial llamada «Ready for Raab» que está preparada y orquestada para ser lanzada en el momento oportuno.
Indagando un poco más en esos libros de cuentas de los diputados conservadores se puede descubrir donaciones que impactan y que proceden de incluso de Rusia. Una de las más llamativas, a nombre del presidente del partido «tory», Brandon Lewis, es de la esposa de uno de los exministros de Vladimir Putin. Lubov Chernukhin, cuyo marido, Vladimir, fue viceministro de Finanzas de Rusia, donó 9.500 libras en efectivo a Lewis en febrero y marzo. Además, en los últimos años ha donado en total más de 600.000 libras al partido conservador.
Mientras, los principales donantes del partido de Theresa May tratan de influir en las decisiones a tomar por la primera ministra. Uno de ellos, el segundo en la lista que más dinero aporta a la formación, John Griffin, ha pedido a la «premier» que forme un gobierno de unidad nacional lo antes posible para resolver la crisis del Brexit.
El magnate del taxi y fundador de Addison Lee, la empresa con más licencias de este tipo de vehículos en Reino Unido, ha instado a la líder «tory» a contactar tanto con laboristas como con las otras fuerzas del Parlamento para lograr una salida acordada con la UE y que cuente con el beneplácito de los diferentes grupos políticos.