Al igual que ocurrió el año pasado, las calles de Valencia, Castellón y Alicante volvieron a inundarse ayer con una marea de mujeres ataviadas con una prenda morada, una pancarta, o cualquier símbolo para reivindicar la necesidad de eliminar el machismo de la sociedad y lograr un mundo igualitario.
«No estamos todas, faltan las asesinadas» o «Nos queremos vivas», fueron solo algunas de las proclamas que se pudieron ver a lo largo de todo el día en las sucesivas manifestaciones que las mujeres realizaron a lo largo y ancho de toda la Comunitat. Por la mañana fueron las estudiantes las que inundaron las calles de morado, el color de la lucha feminista, pero a partir de las cinco de la tarde, al ambiente fallero propio de estas fechas se unieron miles de mujeres que se dirigían a los puntos de encuentro de salida para las manifestaciones.
Antes de iniciarse el recorrido, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, manifestó que «la desigualdad afecta al corazón de la democracia y que sin igualdad, no hay democracia».
Por su parte, la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, declaró que «queremos compartir un mundo de igualdad de oportunidades, en el que las mujeres no sean explotadas, no sean agredidas sexualmente, en el que las mujeres compartamos ese 50 por ciento que somos».
Respecto a la huelga feminista, esta tuvo una mayor incidencia en el sector público y en las grandes empresas de la Comunitat Valenciana, con un seguimiento que en el sector de la enseñanza no universitaria afectó al 40 por ciento, según las primeras valoraciones realizadas por los sindicatos convocantes.
La secretaria de la Dona de CCOO-PV, Cloti Iborra, informó de que la huelga tuvo mayor incidencia en el sector público, medios de comunicación, universidades, transporte (Renfe, EMT y metro) y el sector de la limpieza.
Desde la Universitat de Valencia, fuentes del rectorado señalaron a Efe que la huelga de este 8M tuvo una incidencia del 85 por ciento entre su alumnado, del 45 por ciento entre el PDI y del 67 por ciento entre el PAS.
Derechos inviolables
El Cardenal Cañizares, Arzobispo de Valencia quiso «rendir homenaje a la mujer y contribuir a propugnar la defensa de sus derechos inviolables, más hoy que con frecuencia no es considerada como merece».
El Cardenal reclamó una reacción contundente porque «en su defensa firme no podemos olvidar los sufrimientos y amenazas a su verdad y dignidad. Repetidamente, -este año está siendo particularmente terrible en este punto», dijo- «los medios de comunicación social nos alertan sobre los malos tratos, las agresiones y violencia de los que la mujer está siendo víctima con incomprensible frecuencia, la trata de mujeres tan cruel, denigrante y vejatoria».
«Suceden deplorablemente hechos violentos de muerte o de sangre, o de agresiones sexuales, que deberían provocar, con toda razón y justicia una reacción unánime y clamorosa».
Valencia, ciudad sin ley
Viernes, sol radiante, huelga de mujeres, mascletá, calles cortadas por el inicio del montaje de las carpas falleras, huelga en el metro y en la EMT. Desplazarse ayer por la ciudad de Valencia era un acto más que heroico. El panorama que ofrecían las calles era propio de una novela de Saramago, con gente absolutamente desorientada y sin saber cómo llegar a sus lugares de destino. Como alguien dijo «una ciudad sin ley»
Las estaciones de metro, con servicios mínimos del 25 por ciento, presentaban importantes aglomeraciones, una situación que se vio agravada por el hecho de que los metros no realizaban paradas en Colón y Xàtiva por seguridad entre las 13:30 y las 19:00 de la tarde, con la consiguiente desorientación de muchos pasajeros -bastantes de ellos turistas- que no sabían dónde debían bajar para llegar al centro.
Las conselleras hacen huelga
Las cinco conselleras del Gobierno valenciano ejercieron ayer su derecho a huelga y no trabajaron, por lo que no estuvieron presentes en la reunión semanal del pleno del Consell, a la que solamente acudieron los cinco consellers. Por la tarde todo el Gobierno, hombres y mujeres, participaron en la manifestación del 8-M.
