Romano Fenati no ha dejado las motos para siempre, como pidió mucha gente después de su última fechoría. El año pasado se le fue la cabeza en San Marino y cometió una imprudencia que pudo ser mortal. Apretó la maneta de freno de Stefano Manzi a más de 200 kilómetros por hora, en plena recta, en venganza por alguna acción previa arriesgada de su rival. Una acción imperdonable de la que no se retractó en caliente. Le parecía que había hecho bien y que el otro piloto lo merecía.
La presión mediática le cayó encima y también la de sus compañeros, muy contrarios a acciones de este tipo en un deporte en el que se arriesga la vida. Él pidió perdón, pero el equipo con el que había firmado para 2019 lo despidió de forma fulminante. Después llegó la suspensión de licencia por parte de la Federación Italiana y después, de la Internacional. "Me vuelvo a la ferretería de mi abuelo, no corro más", dijo en el momento de mayor bajón.
El castigo parecía excesivo y algunos pilotos pidieron un poco de clemencia, aunque la acción era muy grave. En Navidad llegó una reducción de la sanción, que justamente le iba permitir arrancar la temporada en Qatar. Su equipo le ha readmitido y este jueves ha sido el segundo piloto más rápido en los dos primeros entrenamientos libres de Moto3. Sólo Arón Canet ha podido superarlo en el FP2.
