Alex Rovira (Barcelona 1969) es empresario, economista conferenciante, consultor y escritor. Ha vendido cerca de ocho millones de ejemplares de sus libros y regresa ahora con «Amor» (Zenith 2019), Una invitación «a descubrir y potenciar en nuestra vida la energía más poderosa del universo». Como dice el autor sobre su libro, «en 221 páginas cabe el amor en una aproximación esencial, pero podríamos ponerle 220 millones de páginas, porque es un tema infinito. Al final, cuando investigas las buenas reflexiones que han hecho filósofos, psicólogos o sociólogos sobre este asunto, se puede destilar bastante sobre esta cuestión.
Más de ocho millones de libros vendidos es una gran responsabilidad...
No pienso en términos de responsabilidad porque nunca sabes si tuvieras que actuar agazapado por las expectativas no harías nada. Lo hago con mucha ilusión y alegría. Depende también de los países pues algunos libros han sido número uno en Japón, Taiwán, Turquía o Polonia. Nunca sabes lo que va a ocurrir.
¿Hay libros que han funcionado mejor en otros países que aquí?
En Japón por ejemplo hay un mercado muy extenso, ya que solo por población nos triplican y algunos libros se han vendido más fuera que aquí. En general aquí estoy muy contento, de hecho la primera edición de «Amor» se agotó en una semana y ya se comercializa la segunda. Ya hay varios idiomas interesados.
Enconomista, empresario, conferenciante, consultor, escritor... ¿En qué faceta se encuentra más cómodo?
Escribir me relaja. Dedico menos del diez por ciento de mi tiempo laboral a escribir, pero es algo que me viene muy bien para salirme del otro universo, más de proyectos, objetivos y grandes organizaciones. Es una actividad que para mí resulta muy placentera y muy relajante.
¿Un libro de autoayuda?
He tocado ensayo, relato breve, novela... muchos géneros. No me preocupan las etiquetas. Éstas tienen más que ver en el punto de venta del libro (en qué sección te ponen) y el hecho de que se denomine a esta literatura de autoayuda o crecimiento personal, a mi no me parece mal, porque de alguna manera el feedback que tengo de los lectores desde que hay redes sociales es muy gratificante. Son libros que los hago con toda honestidad, con un afán divulgativo, introduciendo siempre un elemento de mirada propia y de reflexión, pero el feedback es muy gratificante. Hay libros de autoayuda muy buenos y muy malos, igual que ocurre dentro del mundo de las novelas. En la sección de autoayuda se incluyen libros de Erich Fromm, Viktor Frankl o Alice Miller, autores que me han marcado la vida.
El amor debe ser una llama y también una luz...
Dicen que el amor es ciego y no es verdad. El deseo es ciego. El amor por definición debería ser lúcido, reflexionado y trabajado, y para trabajar algo, utilizando el símil del artesano, necesitas conciencia y oficio. Creo que el amor prevalece, y no sólo el de pareja. Se tendría que hacer una pedagogía del amor.
Álex Rovira
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Belén Díaz
¿Habla también de amor de los equipos de trabajo?
Sí, de compañeros, pareja o de nuestros hijos. De cuáles son las claves que hacen que un vínculo humano funcione y se sostenga, porque al final estamos hablando de crear calidad en el vínculo. Por lo tanto el amor es una luz, y no sólo una llama que te da calor. Tiene que iluminarte, dar sentido a la vida, debe hacer la vida más vivible y amable.
¿Espera con este libro tener la misma suerte que con «La buena suerte»?
Ojalá.
¿Por qué llega «Amor» después de «Alegría»?
Estuve cuatro años sin escribir, porque necesitaba parar. Necesitaba una época de barbecho porque quería regenerarme, reflexionar, tomar apuntes o leer, y pensé qué temas se podían tocar con un abordaje distinto o que fueran poco tratados, o que a mí me gustaría leer. Cuando escribí "«Alegría», que es la primera parte de esta trilogía, me pareció sorprendente que apenas había libros sobre la alegría. Existían muchos sobre la tristeza, el miedo, y otras emociones, y escribí «Alegría».
Sobre el amor había libros, pero de pareja. Tema que también se toca en mi libro. Pero no había un libro sobre qué es amar, y por eso el libro tiene tres partes: amar como la voluntad de comprender la singularidad del ser amado y sus circunstancias; amar es cuidar, y amar es inspirar. Quería dar esta aproximación, porque para mí la conjugación de estos tres verbos que dan lugar a la definición del amor, a mi modo de ver, es una aproximación que no se ha dado nunca. Se habla del amor como Eros, la aproximación platónica; el amor como filia, la aproximación aristotélica; el amor como agapé en la tradición judeo-cristiana, la caritas, la compasión... de esta definición no se sale. Vamos a dar una definición contemporánea. ¿Qué es amar? Si sientes que amas o que te aman, ¿cómo puedes tener claro que estás viviendo un buen amor? ¿te comprenden?¿te cuidan?¿te inspiran? vale, entonces vamos bien. A partir de aquí hay una serie de variables que a partir de una amplia bibliografía de autores clásicos y contemporáneos han nutrido este pequeño ensayo para intentar iluminar lo que es el amor.
«El amor como nunca te lo habían contado» ¿Quién se lo contó a usted?
Nadie. Fui tomando piezas de información de autores clásicos y contemporáneos y haciendo una abstracción. Este eslogan lo acuñó la editorial y me gustó.
¿Cuál es el objetivo de este libro?
Que el lector salga del libro con una idea clara de si es amado o de si está amando de una manera completa, lúcida. Si una relación de pareja no funciona es fruto de estos elementos: valores compartidos, confort relacional, complementariedad de caracteres, orgullo social, acoplamiento afectivo sexual, sensación de plenitud y horizonte compartido. Si te doy un esquema de reflexión que te ayuda a modelar y evaluar tu relación, te evitará muchos dolores de cabeza, porque con que sólo falle una de estas variables, la relación entrará en crisis. No estamos acostumbrados a pensar el amor, a ponernos en distancia y poder equilibrar y evaluar, y en ese sentido creo que es lo que aporta el libro.
El factor sorpresa...
Es muy importante. En cualquier vínculo la sorpresa positiva pone en marcha la emoción de la alegría, que es la emoción que activa el sentimiento de afiliación. Por lo tanto si quieres que el vínculo sea fuerte y poderoso entre tú y tu ser amado, es importantísimo la celebración de las pequeñas victorias, la economía de caricias, el reconocimiento y por supuesto las sorpresas cotidianas. Muy importante como elemento de refuerzo de la relación.
Álex Rovira
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Belén Díaz
¿«Amor» tiene mucho de experiencia propia?
Desde luego. Toda la mirada que hay obedece a mi experiencia en las múltiples dimensiones de los afectos. En mi mundo de pareja, como padre, como amigo y como persona de un equipo de trabajo, ya sea como jefe o como miembro del equipo. He intentado poner aquí todos esos elementos de referencia que a mí me han ayudado con una premisa fundamental: el amor se trabaja. El amor se forja. Es como la cultura, no es algo que se mete dentro de un sujeto porque sí, es algo que se va forjando. El amor puede ser trabajado, y si es trabajado ayuda a dar sentido a la vida, a cohesionar, a generar emociones positivas. Gracias al amor emerge el sentido, la sensación de logro, la alegría, la felicidad... todo aquello que nuestro ADN emocional anhela.
¿Sevilla sería un buen lugar para el amor?
El otro día lo hablaba con mi pareja de que en primavera tenía que volver a Sevilla. Sevilla es una ciudad preciosa, tanto por su paisaje como por su cultura, su gente, su gastronomía y su arte. Por lo tanto es un lugar en el que es fácil enamorarse, especialmente en primavera. He venido muchas veces, cada año vengo a Sevilla tres ó cuatro veces. Es una ciudad que me encanta. Me encanta pasear. Lo que me fascina es el olor de los naranjos en flor. Para mí Sevilla es abril, mayo y azahar. Esa embriaguez que tiene Sevilla, sus jardines, sus parques, mes fascina. Soy un enamorado de Sevilla.
¿El amor sería el sentido de la vida?
Creo que es el factor que da más sentido a la vida, como defendió con mucha enjundia Viktor Frankl en su libro «El hombre en busca de sentido», después de sobrevivir a Auschwitz y darse cuenta de que, como decía Nietzsche, «quien tiene un porqué vivir encontrará siempre un cómo», y ese «porqué vivir» tiene que ver con el vínculo amoroso. Pero no sólo con la personas, nosotros encontramos sentido a la vida porque amamos a un sujeto, pareja, padre, hijos, amigos, pero también porque amamos nuestra ciudad, la literatura, el arte, la difusión del conocimiento o porque amamos lo que sea. Es el vínculo hacia algo que nos aporta, que nos nutre, nos provoca la emoción de la alegría, el sentido de realización... ahí está el amor. Por eso es la energía entendida como vínculo más poderoso porque nos amarra a la vida, nos inspira, nos impulsa, hace generar el entusiasmo... todos los valores surgen del amor sano.
¿Cuál es el límite del amor?
La dignidad. Nuestra afirmación como pareja no implica mi anulación como sujeto, que es la falsa teoría de la media naranja, al final se trata de que seamos naranjas completas. El límite del amor está en mi no anulación, en mi no negación como persona, ni de mis valores ni principios éticos, incluso de mis preferencias. El límite está en la aceptación de la diferencia, pero sobre todo en la dignidad. Eso que dicen que las parejas muy diferentes funcionan mejor es falso, y los estudios demuestran que no es cierto, que tiene que haber cierto grado de afinidad tanto en valores como en hábitos, como en la manera de mirar al mundo, porque si no la relación es difícil que se sostenga a largo plazo.
¿Es cierto que las parejas que se ven poco duran más?
Un exceso de convivencia puede erosionar, y un exceso de distancia puede enfriar. Uno puede ser también perfecto padre o madre, pero también hay que buscar espacios para la propia pareja.
¿Por qué una fábula de Francesc Miralles?
Porque iniciamos este proyecto conjuntamente. Somos muy buenos amigos y me comentó que tenía una fábula, me la esbozó, me encantó y le dije que estaba preparando un ensayo y que podíamos hacer un regalo a los lectores y surgió «La cebolla que aprendió a amar». Me parece una fábula preciosa. Gusta mucho e incluso ya se ha interesado algún grupo de teatro para llevarla al escenario.
De todas las que ha leído para poder escribir este libro, ¿con qué definición de amor se queda?
Probablemente la del psicólogo Antonio Blay que decía que «amar es la conciencia de unidad en la dualidad». Me pareció muy precisa, quizá muy oriental, pero el ser amado al final su dolor es tu dolor y su alegría la tuya.
