El PSOE empieza esta semana su camino de cara al 28 de abril, que tendrá como gran punto de interés la elaboración de las listas electorales con las que Pedro Sánchez quiere consolidar su posición en el partido y desterrar cualquier atisbo de contestación. Unas candidaturas que tendrán el foco en el Congreso y abrirán la puerta a muchos ministros del actual Gobierno y otras figuras afines al presidente del Gobierno. Con estos cambios Sánchez culminará la toma de control del partido, una situación de la que nunca ha podido gozar con tranquilidad.
Tras su reelección como secretario general en junio de 2017 Sánchez sometió al PSOE a su voluntad. El shock que invadió a sus rivales tras su contundente victoria en las primarias permitió al renacido líder empezar a trabajar en una estructura de partido que pudiese controlar. Lo que sucedió el 1 de octubre de 2016, que marcará siempre a Sánchez, no podía volver a pasar. Y no sucederá. Tras esas primarias el secretario general dibujó un nuevo Comité Federal de afines. Sin más oposición a su persona que la presencia estatutaria de los líderes autonómicos, cada vez menos oposición y rompiendo normas no escritas que siempre se habían respetado hasta la fecha como la presencia en el máximo órgano entre Congresos de los antiguos secretarios de Organización.
Ese poder se ha ido consolidando por varios elementos. El primero ha sido la llegada a La Moncloa. El segundo, la caída de Susana Díaz. La pérdida de la Junta de Andalucía ha dejado ver unas señales de desafección en el electorado socialista que tal vez acaben pasando factura a Sánchez. Pero por el momento ha conseguido rematar las posibilidades de Díaz como contrapeso a Sánchez en el partido. Eran ya pocas tras la derrota en las primarias, pero siempre que sus resultados fuesen mejor que los del resto y mantuviese la Junta de Andalucía, su poder debía ser tenido en consideración. Ahora Sánchez no tiene oposición en el PSOE. Solo Emiliano García Page y Javier Lambán se atreven de cuando en cuando a cuestionar el rumbo. Y sin buscar el choque frontal y amparándose en su poder institucional.
Esta semana empieza la segunda revolución de Sánchez para construir un partido a su semejanza, aunque llegar a La Moncloa le ha servido para reconvertir a muchos escépticos o contrarios. Pero el apretado ciclo electoral va a permitir a la dirección socialista renovar de un plumazo toda la representación institucional del partido. A partir de la próxima semana, con la reunión de la Ejecutiva Federal este lunes y una cumbre de secretarios de Organización el martes, la maquinaria de Ferraz terminará de engrasarse. Aunque realmente el comité electoral está ya constituido desde octubre para encarar los procesos del 26 de mayo y ahora solo se trata de «acompasar» y «acelerar» los procesos de cara al 28 de abril. La Ejecutiva de este lunes determinará los calendarios de estos procesos, según confirman desde la secretaría de Organización.
La prioridad son las candidaturas al Congreso de los Diputados y al Senado. En ambas cámaras se espera en los primeros puestos una importante «renovación». No obstante, un miembro de la dirección federal comentaba estos días que la previsión de una mejora de resultados facilitará que este proceso «no sea traumático». Pero es seguro que muchas personas no repetirán en sus cargos. «Y ellos ya lo saben», dicen en Ferraz. La disciplina de voto ha permitido a Sánchez que sus frágiles 84 escaños no lo sean menos, pero lo cierto es que la portavoz Adriana Lastra ha tenido que pilotar un grupo en el que tras la reelección de Sánchez los que habían sido fieles al secretario general están en franca minoría. Lo mismo sucedía en el Parlamento Europeo, donde la gran incógnita sigue siendo quién será el cabeza de cartel. El próximo fin de semana los socialistas europeos celebran su cónclave en Madrid, y Sánchez podría aprovechar la ocasión para desvelar su apuesta.
Correcciones y variaciones
Esta semana arranca un proceso de elaboración de listas en el que el primer paso es que las federaciones realicen sus propuestas. Pero Ferraz tiene a posteriori mecanismos estatutarios para corregir las listas e introducir variaciones. Es el momento en el que entra en juego la comisión federal de listas y posteriormente la ratificación del Comité Federal. Dos órganos controlados por el secretario general.
En el proceso de mayo el planteamiento es el mismo. Y aunque ahí se presupone que las federaciones tendrán más espacio para configurar las candidaturas autonómicas o municipales, en Ferraz recuerdan su «capacidad» para intervenir de igual modo. Aunque se resalta que tampoco se pretende «abrir ningún conflicto», lo que es evidente es que la dirección federal quiere consolidar su victoria en las primarias de 2017, y trasladar al ámbito institucional la mayoría que los militantes otorgaron a Sánchez.