Corría febrero de 1992 cuando el entonces entrenador del Valencia Club de Fútbol, Guus Hiddink, ordenó retirar una pancarta con símbolos nazis en el estadio de Mestalla. El gesto del técnico holandés dio la vuelta al mundo al lograr algo que ni la ley del Deporte había sido capaz de conseguir. Su determinación marcó un antes y un después en la lucha por despolitizar el fútbol en España. Aquella repugnante pancarta no se volvió a ver.
Lamentablemente, veintisiete años después, un deporte de masas como el fútbol continúa siendo el escaparate que algunos, con la aquiescencia de los clubes, utilizan para hacer política de pancarta. Ha sucedido este sábado en el Camp Nou. El Barcelona recibía al Valencia. Un partido de máxima audiencia. De los mejores que pueden verse en el mundo. Con millones de miradas puestas en el césped. Y en la grada. Allí es donde se ha desplegado una pancarta con un lema que sostenía que «la autodeterminación es un derecho de los pueblos y no un crimen».
No es la primera vez que el Fútbol Club Barcelona -una entidad con millones de seguidores en todo el planeta- permite que se mezcle la política independentista con el deporte coincidiendo con la visita del Valencia Club de Fútbol. Años atrás sobre el césped del Camp Nou se desplegó un mapa con los imaginarios «países catalanes». Una entelequia separatista que engloba a la Comunidad Valenciana y a Baleares como parte de Cataluña. Tal vez, si Guus Hiddink hubiera sido entonces el entrenador del Valencia el partido no habría comenzado.
Este sábado la historia se ha vuelto a repetir con una pancarta a favor de la autodeterminación al hilo del inminente inicio del juicio contra los líderes del golpe independentista del 1 de octubre de 2017.
Nada nuevo por otra parte en un estadio donde en cada partido se ondenan banderas separatistas como las que han servido de fondo este sábado para la foto de la celebración del gol de Daniel Parejo en el Camp Nou.
Una imagen que, al contrario que la de la pancarta de la vergüenza a favor de una consulta que vulnera el orden constitucional español, no ha podido censurar la realización televisiva del partido, pero igualmente grave. Una imagen que constrasta con la del brazalete del capitán del Valencia, con una bandera legal frente a la manipulación política del fútbol.
